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jueves, 28 de marzo del 2024
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OPINION | SOBRE LA ORACION POR: DR. ALIRIO FIGUEROA ZAVALA

Continuando con mis reflexiones en estos días de cuarentena, y dado que no se están realizando los actos religiosos de cada religión en forma pública en los templos respectivos, los fieles se han dedicado a orar en casa y en familia. Por esta razón he querido conveniente referirme a la oración. Habitualmente hablamos que hay que orar, que es necesario rezar para pedir o lograr algo.

Estas palabras, orar y rezar, han sido aceptadas por la Real Academia de la Lengua Española como sinónimos. Generalmente, lo más común es referirse a la oración entendiéndola como lo que se hace en silencio y hacia adentro; y, por rezar, se entiende que es oral pero en voz alta. La oración es un medio de comunicación del hombre con la transcendencia suprema.

Es la deprecación del ser humano para agradecer a Dios para rogar por una necesidad, para suplicar una gracia, para pedir un ruego, para elevar, nuestras plegarias a Dios. La Plegaria lleva en sí un acto de veneración y sumisión. Solo quien necesita demanda y ruega de quien está en posesión de dar.

Las jaculatorias, es una efusión devota, y puede ser de inspiración libre o codificada y sacramental. La oración es libre, cuando adquiere carácter de monologo sostenido con alguien de quien la fe espera en actitud receptiva. No es dialogo en cuanto no adquiere respuesta verbal, y es dialogo en cuanto la oración conforta, quien reza, bien recibe, y no es lo mismo la persona antes de rezar que después de ella, si el alto grado de piedad obra en el orante.

La oración también lleva en si una sustancia oblativa, es una ofrenda es un rendimiento de culto, es lo poco que el hombre puede dar a su creador. Como no todos los seres humanos tienen capacidad de comunicación con Dios, muchos necesitan oraciones, repiten oraciones escritas o creadas por otros seres humanos. También es conveniente distinguir que hay una oración interesada y otra desinteresada. La primera es cuando la criatura se acerca a Dios solo para pedir.

La segunda cuando se acerca a Dios para orar, para dedicar tiempo a Dios, para ofrecer algo a Dios y no en plan de demandar su auxilio. Para el cristiano pedir es una oferta divina: “Pide y se os dará” o “Pide en nombre de nuestro señor Jesucristo y recibirás”. Estas son promesas del mismo Jesucristo estampadas en el nuevo testamento.

Hay tiempos de mayor recogimiento y petición en las oraciones que otros. Hay tiempos signados por el recuerdo histórico o tiempo presionado por situaciones de hecho, calamidades, y enfermedades catalogadas como pandemia, que es lo que estamos sufriendo todos en estos momentos; lo que ha hecho que nos acerquemos más a Dios. En consecuencia, oremos todos los días, rogando a Dios, que este virus se vaya terminando.

Individuo de número de la Academia de Ciencias Jurídicas del Estado Zulia

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