Los desafíos que nos dejó la pandemia como lo es el Covid-19, siguen llenas de incertidumbres al no disponer el Estado de políticas públicas robustas, claras y definitorias, que permitan enfrentar la delicada situación de los principales sectores productivos del país.
A pesar de los diferentes intentos de divulgar una recuperación económica, aún no se muestran resultados que puedan demostrar avances de la producción nacional.
La prolongada recesión económica requiere de unificación de esfuerzos de los sectores tanto públicos como privados, implica generar confianza para que se puedan comenzar con un propósito sano, como es avanzar en el crecimiento económico, que se puedan traducir en reales resultados.
En tal sentido, la participación de las organizaciones privadas es necesaria y ello generaría desafíos que se deban enfrentar.
Lo anterior implica necesidad de financiamiento golpeado por una elevada porcentaje del encaje legal bancario que dificulta el acceso al crédito, igualmente la escasez de combustible, deterioro de la infraestructura, fallas de los servicios públicos, entre otras razones, esto va a impedir al empresario mejorar su participación en la oferta de bienes y servicios.
Por otra parte, el ejecutivo nacional prolongó la exoneración de impuestos y tasas a las importaciones afectando a los productores nacionales, así mismo el gobierno lanzo un programa de incentivos a los exportaciones que son muy débiles e insuficientes para estimular a la producción nacional.
Enfrentar estás dificultades son retos para los empresarios, que deberán promover estrategias y políticas para permanecer en el mercado, pero siempre orientados al crecimiento.
Lo anterior se expresa en trabajar en línea con las normas de biodiversidad, asumir la digitalización ,no como un modismo sino como una imperiosa necesidad, contar con estructuras organizacionales flexibles, ganadas a los cambios, con permanente actualización del talento humano.
De igual forma, la mejora de los procesos internos, eficiencia en la distribución de la producción, alianzas estratégicas, financiamiento externo, para estar en sintonía con la evolución del mundo empresarial.
La política comunicacional de las empresas es otro fin que debe estar en los objetivos de las empresas, liderazgo innovador, creativo y motivador. La sana convivencia con su entorno, la ética y responsabilidad deban ser una obligación para contar con una cultura organizacional fuerte que genere ambientes de trabajo cargados de empatía y amor por lo que se hace, son otro reto para las organizaciones.
Todo lo expuesto es posible bajo una política pública que estimule a las inversiones, que genere confianza y contar con una arquitectura financiera dónde la clave sea la unión de esfuerzos que permitan recuperar la producción nacional, generar crecimiento y que a su vez nos acerquemos al desarrollo sostenible.
Estoy convencido de que la unión del estado con el sector privado, dónde las instituciones recuperen su funcionamiento sano y transparente, la confianza para invertir este soportado por la seguridad jurídica, y dónde la tecnología y el talento humano sean fundamentales, permitiría acercarnos de inmediato a recuperar nuestro aparato productivo.
Son muchos los retos y desafíos, acá señalo probablemente los más urgentes y necesarios.
Dr. José Gregorio Figueroa
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