El Vaticano no renuncia a la mediación entre las partes involucradas en Venezuela. El viaje a Caracas del secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, previsto para el pasado 30 de abril para la beatificación de José Gregorio Hernández y cancelado en el último momento, les pareció a algunos una rendición, pero esconde, en realidad, otros propósitos.
El viaje a Sudamérica habría representado una oportunidad para conocer, aunque de manera extraoficial, a Nicolás Maduro, y al líder opositor, Juan Guaidó. La dimisión del alto prelado, motivada por la crisis pandémica, se interpretó como una decisión determinada por las “necesidades cesadas”, es decir, la imposibilidad de continuar la mediación entre los dos frentes.
Sin embargo, de acuerdo con lo que la “Agenzia Nova” aprende de fuentes vaticanas, el Santo Padre, de acuerdo con el cardenal Parolin, habría cambiado de estrategia: de hecho, los diplomáticos estarían trabajando para organizar reuniones en el Vaticano.
Las mismas fuentes aclaran que “al Papa Francisco le gustaría reafirmar la neutralidad de la Santa Sede y la voluntad de no estar del lado de uno o del otro”.
Un cara a cara que se imagina primero con los contendientes individuales, Maduro y Guaidó, y luego en un encuentro a tres bandas para hacer la síntesis.
Por tanto, la mediación se mantiene, también porque la solicitud de ayuda de los obispos venezolanos es diaria.
Un grito de dolor agudizado por la pandemia y por la necesidad de garantizar la vacunación masiva en un país donde se administran menos de 300.000 dosis a 28 millones de habitantes, de los cuales 26 millones son católicos.
NAM