La poca mejoría que se experimentó en diciembre, quedó atrás y, aun cuando el Ministro de Energía Eléctrica, Néstor Reverol, anunció que para enero habría aplicación de racionamientos, por trabajos de mantenimiento en la entidad zuliana, gran parte del país sigue quejándose de los mismos apagones.
En Táchira y Mérida, los cortes son diarios y en dos tandas de hasta cuatro horas o más, lo cual, ha traído pérdidas económicas, bajas en el turismo y hasta reducción de horas de atención a pacientes con tratamientos vitales como las diálisis.
En un reportaje de La Patilla, conversaron con el señor Ramón Antonio Zerpa, quien es paciente de esa unidad y con preocupación expresó: “Cada vez que suena un pito es señal de alarma en las máquinas, anunciando que se han quedado sin energía eléctrica para continuar con el procedimiento de rutina”.
Terrible para los pacientes
Los pacientes esperan en su sillón sentados mientras que el personal especializado de enfermería los desconecta de los aparatos.
Su vida pende de un hilo, mientras el combustible que consiguen a través de organismos del estado, donación de particulares o comprándolo entre los familiares de los pacientes para encender la planta eléctrica, es insuficiente y representa un gasto alto, sumado a los insumos que deben comprar para cada sesión como yelcos, inyectadoras y otros materiales que son descartables.
La ayuda gubernamental no es constante. Los familiares hacen rifas, venden bienes y se las ingenian para pagar los altos costos de los tratamientos.
La salud pública debe ser prioridad para el Estado, el cual tiene que garantizar el funcionamiento de manera óptima de todos los servicios para que sean utilizados adecuadamente y presten la ayuda necesaria a aquellos pacientes que no cuentan con capacidad económica para acudir a centros privados de salud.
En el Zulia pasa igual
A pesar de los anuncios de ‘mejoras’ los racionamientos en el estado Zulia, son a diarios y oscilan entre tres y cuatro horas su duración. Pacientes renales, adultos mayores y neonatos sufren más los embates de estos cortes.
La situación que más indigna es que no hay cronogramas fijos -ya Corpoelec ha explicado su razón- y que de los cortes que hacen no ha información previa, por lo que, cada vez que ocurren, agarran desprevenidos a la población.
La situación ha generado un retroceso en el pequeño avance económico, comercial y en general, profesional. La población sometida a interrupciones a deshoras del servicio, debe adaptarse como pueda sin importar consecuencias en el proceso.
Tampoco se sabe hasta cuándo será esta situación. En el Lago de Maracaibo, Corpoelec está llevando acabo labores de mantenimiento y adecuación de estructuras. Se espera que pronto anuncien la sustitución definitiva del cable sublacustre con el cual, se supone, mejorará y se estabilizará el servicio. No porque el reporte se del 25 de enero, al día de hoy no se siga repitiendo, al contrario, la gente reporte que va de mal en peor.
En las zonas rurales y poblados, fundamentalmente del Sur del Lago de Maracaibo, los apagones son más recurrentes y las fluctuaciones están a la orden del día.
NAM/Redacción/EPTV/Agencias
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