La gaita zuliana ha sido objeto de estudio por distintos analistas e investigadores, que se han planteado determinar los orígenes y estructura para conocer qué elementos culturales intervienen en este género musical que identifica un estado. La génesis de la gaita zuliana se deriva de una mezcla de diferentes culturas como la africana, la europea y la americana. Poco a poco fueron tomando cuerpo, según las bases de la sociedad de ese momento, la idiosincrasia y las creencias, que finalmente configuraron lo que hoy se conoce como gaita zuliana.
En su libro Ensayo sobre la Gaita Zuliana, Antonio Acevedo señala que «la Gaita Zuliana es el resultado de la fusión de los distintos cantares que acostumbraban a interpretar cada una de las razas que se confundieron durante el proceso de conquista y colonización que tuvo lugar en nuestro país. Españoles, negros y nativos tuvieron parte activa en este proceso, cada uno aportó su tradición, sus instrumentos musicales, sus costumbres, su idioma, su religión».
La gaita zuliana se caracteriza, del mismo modo, por la improvisación. Hasta ahora, se han escrito infinidad de temas musicales cuya base son la idiosincrasia, la creencia social, la religiosidad de un pueblo, las denuncias cotidianas de las situaciones existentes dentro de una sociedad, así como muchas de las figuras más resaltantes que destacaron en su momento a través de su comportamiento social; todos estos temas han servido de inspiración al momento de componer sobre la marcha o la improvisación, es decir, en la misma medida que va sonando la melodía se va creando el contenido.
Un claro ejemplo de los marcados contenidos sociales lo constituye la gaita ‘La Cañonera’ escrita por Virgilio Carruyo, interpretada por Moisés Martínez en 1969 y grabada por el conjunto Saladillo. En ella se hace referencia cuando Gómez toma la presidencia y se lucha a principios del siglo 20 contra el modo como se trataba al pueblo, las promesas y las elecciones de ese momento. La gaita es una muestra fehaciente de cómo se refiere la situación política del país, en un contexto específico y con la intención explícita de señalar.
Con el pasar del tiempo, surgieron los gaiteros y compositores que basados en la forma de hablar propia y el conocimiento empírico, escribieron las gaitas que llegaron a sonar y marcaron pauta en las diferentes presentaciones y medios de comunicación, a partir de 1947.
De esta forma, la gaita zuliana se fue promocionando en los medios de comunicación y ante su difusión, muchos investigadores iniciaron los estudios de una composición cuya estructura se caracteriza por sus compases, rimas y estilo, de un género musical, en el cual se percibe mayormente la presencia masculina. En este trabajo especial tomamos en cuenta también la visibilización de la mujer como compositora, pues ellas se han destacado en diferentes roles en la gaita zuliana, han participado como solistas, escritoras, arreglistas, un ejemplo de ello es Ana Stael de Añez, que en su rol como compositora, ganó premios en los años 70, con dos de sus gaitas.
Para algunos historiadores, como Matos Romero, «la gaita resulta de la expresión de distintas culturas que se mezclan para celebrar, describir o denunciar un modo de vida». Los cánticos de misa que enseñaban los misioneros católicos, la percusión de las tamboras, el sonido del furro -instrumento derivado de la zambomba- las maracas y la charrasca fueron la instrumentación en las primeras manifestaciones encontradas en la historia de la gaita. Según reseña Salazar Said, el cuatro junto con los cánticos españoles representa el aporte ibérico.
Belloso Rossell , escritor costumbrista zuliano, señala que en Venezuela este género se origina en la época colonial, específicamente en el estado Zulia. Su melodía se utilizaba para festejar las pascuas navideñas. Los zulianos la acogieron y convirtieron en su folclor e himno de guerra, de descontento y señal de aprobación social de los asuntos políticos.
En Maracaibo, la gaita ha estado vinculada a la devoción decembrina en las diferentes barriadas, especialmente en el barrio El Empedrao, hoy parroquia Santa Lucía y el Saladillo. Con ella, los feligreses le cantaban a la Virgen del Chiquinquirá, patrona de los zulianos, y demostraban su religiosidad, alegrías y tristezas. Se popularizó a principios de la segunda mitad del siglo XX por medio de la radio. Para Romero, en esa época este género musical era de carácter festivo y bullicioso.
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Composición y diferentes tipos de gaita zuliana que siguen armonizando este género musical
En un intento por agrupar las primeras composiciones de la gaita, aparecen la gaita de furro, gaita de Santa Lucía, gaita de Tambora y gaita Perijanera.
Para algunos autores la composición es diversa debido a la estructura literaria y la diversidad de rasgos existentes.
En el género musical zuliano existen gaitas con rima asonante y consonante, otras con su propio ritmo y cadencia. Dentro de sus parámetros, están la versificación, métrica y rima, así como otras reglas. Aseguran que no todos los compositores se apegan a la estructura de una composición, aunque algunos sí la mantienen. Un ejemplo de esta variación es la disminución en la extensión de los estribillos; otra característica es la participación de la mujer desde los inicios de la gaita zuliana, en grupos y parrandones, sobre todo como solista.
Sobre este último aspecto, Sulbarán afirma que en ese tiempo no se hablaba de conjuntos gaiteros, sino de familias gaiteras y el público los reconocía por sus apellidos: los Arrieta, los Robles, los Ocando, los Mass y Rubí, son algunos ejemplos de ello. Para esa época ya la mujer participaba, componía e interpretaba la gaita zuliana en las casas de la vecindad.
Para 1950 y empezados los años 60 del siglo XX, la gaita se tocaba en establecimientos comerciales o sitios pintorescos del vecindario donde estaban presentes los componentes del parrandón.
«La gaita era cantada en las salas de las casas, en los garajes, en los patios, en los enlosaos. Imagínense ustedes que uno a veces tenía tantas ganas de tocar gaitas que le llegábamos a los dueños de cualquier casa y les decíamos que le limpiábamos la casa completa, de pies a cabeza, si nos dejaban tocar la Gaita» , según Portalgaiterogaleon.com.
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El rol de la mujer dentro de la gaita zuliana
Pero cuando la gaita fue sacada del ambiente familiar, la mujer perdió espacios y el hombre ganó protagonismo. La actuación de la figura masculina como compositores, solistas e instrumentistas es notoria, el hombre tiene más oportunidad de llegar a las emisoras a promocionar, las mujeres tienen más limitaciones para promocionar (…) con todo y que hay buenas composiciones de mujeres, lo que falta es darle el apoyo, quien le grabe sus canciones. La facilidad la hay cuando son parte de un conjunto, lo que se ha visto es que al hombre se le ha dado preferencia en todo los aspectos.
Aunque la mujer tenga poca participación, deja su legado en la historia de la gaita zuliana. Por mencionar algunos ejemplos, Hasta cuándo centralismo, compuesta por Hernández Oquendo y grabada por el conjunto Vuelvan Caras en 1985; su tema protesta hizo alusión al deterioro del Teatro Baralt; y el tema Amor marginal, interpretado por Gladys Vera, conocida como La Sempiterna, o La eterna reina de la gaita, con el grupo Santanita, compuesto por Víctor Hugo Márquez, quien describe la situación emocional, económica y social que vive el género femenino.
Otro ejemplo es Dulce mentira, la Universidad de la Gaita, año 1980, compositor Simón García, que fue interpretada por Mitzi de Peralta; Así es la vida, del grupo Élite Gaitera, compositores William Atencio y Heriberto Molina, cuya solista fue Ingrid Alexandrescu y Señora de mis pensamientos, Barrio Obrero, año 1982, compositor Jairo Gil, su solista fue Carmen Silva.
Entre las solistas femeninas que resaltan por su participación dentro de la gaita zuliana a finales del siglo XX destacan: Deyanira Emanuel; Ecdiluz Silva Narváez, Yelitza Vílchez: Altagracia Vílchez: Mayra Guerra; Lourdes del Carmen López Soto, conocida como Lula López, Nancy de Fernández, Nelly Azuaje; Merly y Magda Guerra; también encontramos a compositoras como Betty Alvarado, Ana Stael, Duque de Añez, Dora Oquendo de Rodríguez, Beatriz Padrón, Mery Hernández Oquendo y Cecilia López Taché.
Cortesía: Solistas Yelitza Vílchez, Mixi de Peralta y Massiel Morales
Posteriormente, surgieron conjuntos de gaitas formados únicamente por mujeres: Las Alondras, Las Jockeys y Las Dinámicas de Cabimas. Otros conjuntos como el Barrio Obrero de Cabimas, fundado por Héctor Silva, han incluido la presencia de la mujer por la melodía de su voz y su particularidad de acoplarse con las voces masculinas.
Cortesía: Las Alondras
En una entrevista realizada a Ana Stael Duque de Añez, fundadora de Los Tucusones, relata que en el año 70, su esposo Heberto Áñez y su sobrino Ramón Rincón, reunieron a un grupo de muchachos para formar Los Tucusones, donde las letras de los temas del disco son de su autoría.
Cortesía: Los Tucusones
Cortesía: Ana Stael Duque de Añez y Heberán Añez
La poca participación femenina, según Romero, se debe a la cultura zuliana; en Maracaibo, por ejemplo, el hombre estaba más tiempo en la calle debido a que la gaita estaba asociada a la parranda, mientras que las mujeres se dedicaban más al hogar.
Dentro del mundo de la gaita zuliana hay una tradición, de quienes salían a la calle a parrandear eran los hombres y recuerda que la composición gaitera deviene de un cierto ‘repentismo’ y por eso tampoco hay repentistas mujeres, porque las mujeres estaban más concebidas para el hogar y no para estar en la calle. En las parrandas, ha habido pocas. En la actualidad se están perfilando algunas jóvenes que tienen vocación en la composición de la gaita, movimiento promovido por Fundagraez, algunas jóvenes ya se están dedicando a componer», Romero
Hasta ahora, en la gaita zuliana se ha observado primordialmente la presencia masculina en la mayoría de los conjuntos de gaitas. Sin embargo, Salazar Said afirma que la mujer ha tenido una participación importante dentro del género de la gaita. «Las reseñas existentes sobre la gaita zuliana en general, establecen como predominante la actuación del hombre gaitero, los grandes cantantes y compositores gaiteros, los mejores instrumentistas, entre otros, pero es poca o casi nula la información que nos ofrecen en relación con la participación de la mujer zuliana en ese tipo de manifestaciones costumbristas. Pareciera ser que existe una clara intención de querer ocultar o no darle la importancia que se merece la participación de la mujer en los diferentes tipos de gaitas que existen alrededor de toda nuestra región zuliana» (Salazar Said, 2005:83).
Cortesía: La Aguirreña de Rony Aguirre. El presidente de Fundagraez y su cantante Zamara Toro
Por tal motivo, como se pudo apreciar, la figura femenina adquirió un papel importante y dio un aporte en la organización de las reuniones gaiteras; además de participar con su voz y canto, se ha destacado en el toque de instrumentos, entre ellos las maracas y la charrasca. Es decir, la mujer ha sido copartícipe del género de la gaita; ha desempeñado un rol preponderante en el desarrollo de esta manifestación cultural; ha sido sujeto activo, como musa inspiradora, y se ha presentado como compositora, solista, e incluso fundadora de grupos gaiteros.
Para el compositor Argenis Sánchez, las mujeres cumplen un rol importante, hay que estimular su participación, «han existido muchas mujeres compositoras como Ana Stael Duque de Añez, Dora de Rodríguez, entre muchas otras, pero con el tiempo eso mermó y se ha estimulado más al hombre, es decir el hombre ha sentido más inclinación por la composición».
Acotó Sánchez que con los festivales de la gaita se busca motivar la participación del género femenino, sobre todo como compositoras para integrar sus composiciones a las agrupaciones, darles esa oportunidad ante el talento que muchas han de tener y que es importante visibilizar.
NAM/Yuly Pineda y Bertha Argüello
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