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sábado, 04 de mayo del 2024
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Pocos sobrevivieron a uno de los años más trágicos del Zulia: Un 5 de abril de 1991 cuando un expreso cayó al Lago de Maracaibo

Desde 1991, el Zulia ha sido protagonista de accidentes, encabezados por la caída del avión de Aeropostal y el bus expreso que cayó al lago de Maracaibo, siendo este último, el que más estremeció al estado por el gran número de familias enlutadas.

Hace 30 años, la colectividad marabina vivió un año de profunda consternación, ante las repetitivas tragedias, que se suscitaban frecuentemente. Mayor es el asombro, cuando el 5  de marzo de 1991, recordamos la caída  del avión DC-9 de Aeropostal en el Páramo “Las Torres”, sector La Puerta, estado Trujillo, el cual salía del Aeropuerto “La Chinita” con destino a  Santa Bárbara.

En dicha tragedia, perdieron la vida sus 45 ocupantes. Dolor se vivió esos días. Muchas interrogantes surgieron ante la inexplicable caída del avión, el cual,  en vez de  llegar en 20 minutos a Santa Bárbara, tuvo un final trágico en el páramo andino.

Hoy día, muchas de esas interrogantes se mantienen, al igual que el dolor de familiares y amigos de las víctimas  del vuelo 109 de Aeropostal.

Todavía no se terminaba de aliviar el dolor en al colectividad zuliana, cuando una nueva tragedia en el mismo estado Zulia conmovió a todos: la caída  de un bus expreso al lago de Maracaibo, resultando 48 muertos y 11 sobrevivientes.

Un viernes 5 abril del mismo año, a las 11:25 am. Un colectivo de la Línea Expreso de Maracaibo, que atravesaba el Puente “General Rafael Urdaneta” cayó de la pila 66 al lago de Maracaibo.

Momentos de angustia y nerviosismo, ante la difícil  e increíble situación por la cual atravesaban sus pasajeros al momento de que la unidad autobusera  cambió su ruta, y adelantó lo que sería su destino final.

Para sorpresa de sus pasajeros y los mismos conductores que transitaban por el puente, el expreso luego de tumbar la baranda, en una caída de 15 metros, se sumergió en el lago aparatosamente. Gritos, angustia y resignación para algunos, prevaleció al momento de que el bus se hundía.

Fueron pocos los que en esa inmersión, mientras que el bus se destrozaba por la presión del agua, lograron salir del interior de la unidad, y con mucha constancia pero sobre todo fe, nadaron en plena oscuridad, hasta lograr así,  salir a flote.

Esos segundos sumergidos en el agua se hicieron infinitos. Percibiendo en el ambiente una relativa calma, moviéndonos por el marullo de las olas, tropezando con algunos equipajes y sintiendo una agua fresca. Algunos nadamos hasta llegar a debajo del Puente donde se encontraban unos mecates colgantes, por el cual pudimos subir solo tres personas con ayuda de los transeúntes, quienes pasaban en ese momento y  se dedicaron a ayudar, halando a cada uno de los sobrevivientes, hasta llegar al pavimento del puente.

Gracias también a los pescadores quienes se avocaron a buscar sobrevivientes en ese momento, ya que algunos de ellos sintieron a distancia la caída del expreso al lago, y se acercaron al sitio del siniestro. Posteriormente, se unió la Guardia Nacional (GN), los guardacostas y bomberos.

El mismo gobernador en ese entonces, Oswaldo Álvarez Paz, se presentó al puente, cuando supo la lamentable noticia que nuevamente en el Zulia enlutaba a numerosas familias. Esta misma fecha se cumplía un mes de la tragedia del avión de Aeropostal, ya ambos accidentes sumaban más de 90 muertos.

Ya la situación emocional del zuliano venía afectada, más aun, cuando continuaban los accidentes en las carreteras más sangrientas del estado: Lara-Zulia, Falcón–Zulia, y la Machiques-Colón.

La colectividad no sale del asombro, cuando apenas en menos de quince días, después del accidente del lago, se suscita un choque entre un camión y un bus, que transportaba personal de la Empresa Cementos Catatumbo dejando como saldo 13 muertos y 29 heridos.

Todas estas cifras trágicas fueron aumentando en el transcurso 1991, tanto en las carreteras urbanas como extraurbanas. Motivando a la colectividad a la reflexión, a encomendarse a Dios, invitando así, a dejar a tras las malas intenciones.

En la lista trágica del 1991, podremos recordar dos hombres que ocuparon un espacio dentro de la vida regional: Tito Nava Melean, subcontralor General del Estado, y Elio Valmore Castellano, expresidente de la Asamblea Legislativa del estado Zulia, quien murió trágicamente al zozobrar su lancha la tarde del 30 Marzo.

Los accidentes del año 1991 resultaron muchos los fallecidos y pocos los afortunados en sobrevivir. Era frecuente que en las mañanas se escuchara la noticia de un nuevo desastre, generalmente vehicular.

Un periodista de la época, en su notas informativa, ante la realidad  de tantas muertes trágicas, resaltaban la interrogante: “¿será que Dios nos esta castigando? “

El mismo presidente de la República en esa época, Carlos Andrés Pérez, en visita al Zulia, tres semanas después del accidente del Expreso al Lago, lamentó lo sucedido en el Lago.

Así sería de trágico el año 1991, que un sacerdote a través de una televisora regional, hizo un comentario un tanto jocoso: “de seguir así el año tan trágico habría que pasar en helicóptero por todo el estado Zulia rociando agua bendita”.

No se puede pasar por alto que en los últimos 10 años, han caído cuatro vehículos: un Camaro, un Caprice, un Malibú, y un Maverick, lo que evidencia así la inconsciencia de los conductores y la ligereza con que se dirigen los programas de seguridad que debiera de tener los ocho kilómetros del puente.

Todas estas tragedias que se vivieron 26 años atrás, han servido para tomar algunas medidas y cambios en el gobierno local en materia de prevención. Pero lo más aleccionador es que tristemente deben perderse tantas vidas para tomar correctivos. Esperemos que los cambios sean mutuos, tanto gobierno como de la ciudadanía, para generar conciencia en toda nuestra colectividad.

José A. López

Noticia al Día

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