Una cinta amarilla en la que se lee «No pase, peligro» son las palabras de recibimiento al llegar al colegio. La inhabilitación de las áreas ha provocado los alumnos sean traslados a los pasillos o a compartir salones con otros niveles, lo que provoca hacinamiento y calor
El personal docente y los pequeños alumnos del preescolar «Doctor José Encarnación Serrano», situado en el sector Valle Frío al este de Maracaibo, corren peligro en las instalaciones de la institución. A diario, se suman nuevas áreas del espacio educativo que se caen a pedazos desde el 2017.
Maestros del preescolar denuncian las precarias condiciones en las que se encuentra este recinto que alberga a diario hasta 81 niños, en su mayoría de escasos recursos. Versión Final visitó el recinto estudiantil para conocer de primera mano el estado de la edificación, ubicado en la avenida 2A del mencionado sector, al lado del comando policial del Cpbez.
Una cinta amarilla en la que se lee «No pase, peligro» recibe a quienes llegan al colegio. La entrada principal y los pasillos central e intermedio se hallan clausuradas por los Bomberos de Maracaibo, por ser lugares de alto riesgo. Los escombros causados por la caída del techo de tabelones aún están en el piso.
El jardín de infancia cuenta con cinco salones de los cuales solo tres están habilitados, razón por la cual han convertido un pasillo en una aula de clases para al menos dos secciones. Otro de los espacios de estudio de estudio también es compartida entre dos niveles distintos. Únicamente la sala de cinco años posee su propia aula.
Para ingresar al preescolar es necesario bordear la estructura, para tener acceso por la parte trasera. La directora Jhanet Urdaneta relató que «a partir del 2017, se nos ha deteriorado nuestro jardín. Desde esa año, se viene desplomando el techo de nuestra institución y hasta la fecha, no hemos tenido respuesta positiva» de los entes gubernamentales.
Urdaneta explicó a detalle cómo la cubierta del recinto educativo se ha caído de distintas áreas; el primero de ellos, ubicado en la antigua sala de recibimiento de los alumnos, ocurrió el 1 de noviembre, en el mencionado año, a las 5:45 de la mañana.
Entre enero y junio de 2018, cayeron progresivamente partes del techo de la dirección, motivo por el cual tuvo que ser trasladada a un área cubierta con zinc. Por otro lado el año pasado, mientras se encontraba en labores de acondicionamiento, se desplomó el tabelón de un salón de clases y llevó consigo el ventilador al suelo. Afortunadamente, el personal obrero no se encontraba en el sitio.
Los alumnos se vieron obligados a ser trasladados al pasillo, donde actualmente se encuentran dos salones de clases.
Tengo temor de la institución, aparentemente esto se ve bien, claro está recién pintado, (pero) yo realmente tengo temor no solo por los niños, sino por nosotros», comentó la directora, que arriba a sus 35 años de educadora del preescolar.
La matrícula ha sido una de las más afectadas. En el período 2022-2023 habían 103 estudiantes; es decir, en un año la institución bajó 22 estudiantes.
Al respecto, la profesora Mariana Sánchez amplió que «los representantes tienen miedo de que sus hijos estén aquí, ya que corren peligro al igual que nosotras. Hemos hecho muchas denuncias y no nos han dado respuesta de nada de arreglar el colegio. Necesitamos por favor ayuda de algún ente político que se conduela de los niños que están en este colegio».
Las filtraciones también son un flagelo para los que hacen vida en el jardín de niños. Grandes filtraciones entran por el techo. El año pasado, se viralizó un video en redes del José Encarnación Serrano, donde se dio a conocer públicamente esta emergencia.
Pese a las contrariedades, aún se brindan clases cinco días a la semana en horario de 7:00 a.m. a 11:00 a.m., y a los alumnos se les otorga una merienda.
No obstante, el «hacinamiento» y calor en los espacios de clases también forma parte de las problemáticas. La falta de aire acondicionado y poco funcionamiento de los ventiladores, aunado a las altas temperaturas en la ciudad, son algunas de las causales.
Nosotros estuvimos mucho tiempo cumpliendo horario debajo de unas matas, tuvimos más de cuatro meses, hasta que decidimos pues bajar y hacer una limpieza de unos salones y a meternos casi que en hacinamiento. Dos salas en un salón, una en otro y así para poder estar allí», comentó la profesora Verónica Cohen.
La maestra añadió que «de verdad que sí necesitamos una ayuda porque, aparte de que ha bajado mucho la matrícula, nos afecta a nosotras mismas también. Porque por lo menos estamos dos en un salón, son muchos niños los que están y hay mucho calor, porque las demás áreas no están acondicionadas para ello».
versionfinal
Tu opinión es importante para nosotros, déjanos tu comentario y síguenos en Instagram, Twitter, Facebook y YouTube recibe de inmediato los hechos noticiosos y análisis tal como están ocurriendo con nuestro grupo de WhatsApp