Cientos de niños y el personal docente de la Unidad Educativa Amelias Rios comparten la desagradable situación que padecen familias adyacentes al lugar debido al colapso del colector de aguas servidas que mantiene la zona en alarma sanitaria por el hedor permanente.
Son unas 15 familias que habitan alrededor del gran charco de inmundicia que se acumula allí, específicamente en la calle 120 con avenida Los Haticos del barrio La Esperanza, en la parroquia Cristo de Aranza.
El clamor de la comunidad fue atendido el pasado mes de enero por la gobernación, aunque el problema se venía presentando desde el mes de noviembre aproximadamente, cuando el gobernador asistió y los afectados le mostraron la condición en la cual estaban viviendo.
Refiere Manuel Emonet, uno de los vecinos afectados, que en esa oportunidad se enviaron equipos que permitieron descongestionar la tubería, pero apenas duró muy poco cuando cayeron unas lluvias y de nuevo se originó el taponamiento.
Solicitan la inmediata intervención por parte de cualquier organismo que los pueda apoyar para librarse de convivir con el ambiente enrarecido de los malos olores.
Dos de las familias ya sufren de la inundación de las aguas putrefactas en sus hogares y señalan que es una calamidad por lo que es urgente la atención del problema.
Por: Edgar Bolívar
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