Eran las ocho y veinticinco minutos de la mañana, del viernes 28 de junio del año 1991 y los empleados de tiendas ALF, ubicada en la Avenida Bolívar de nuestra ciudad, se encontraban listos para iniciar la jornada del día, cuando al momento de prender el aire acondicionado, la chispa imperceptible que generó el encendido detonó la explosión que devastó la totalidad del almacén; llevándose a su paso todo lo que en ese momento se encontraba cerca del lugar: techos, ventanas y paredes salieron volando.
La explosión provocó una onda expansiva que impacto decenas de locales comerciales cercanos a tiendas ALF: la tintorería Oro Negro (a su lado), Video Sonido Divos, la boutique Patty Ross, Joyería Jhonny, Auto Escapes Romero, Barbería Gerardo, y los tarantines de cuarenta (40) buhoneros, de los cuales diez (10) se encontraban colocando su mercancía en aquel fatídico momento.
También sufrieron daños edificios cercanos, entre ellos la infraestructura de la sede del Concejo Municipal ubicado para aquella época en el Edificio La Carlina en la esquina de la calle Venezuela, además de los vidrios de automóviles estacionados aledañamente. De manera instintiva, quienes estaban cerca corrieron a quitar los escombros para rescatar sobrevivientes.
El estruendo se escuchó en toda la zona urbana, a partir de ese momento la normalidad en la población pasó a convertirse en un episodio de pánico y desesperación. En medio del caos y los gritos desesperados, los padres corrían entre los escombros a buscar a sus hijos en la cercana Escuela Básica Estatal “Andrés Bello”
La Avenida Bolívar fue acordonada por las autoridades y cuerpos de rescate, mientras que las personas lesionadas eran trasladadas a clínicas cercanas. Un total de 18 muertos y 28 heridos fue el saldo del estallido. Las imágenes del lugar parecían de una zona de guerra.
Sobre que produjo la explosión, se tejieron muchas conjeturas sobre lo ocurrido, la posibilidad de un sabotaje estaba latente, se manejó la hipótesis de que el estallido había sido provocado, sin embargo, las autoridades señalaron que la explosión se originó a causa de acumulación de gases.
Las pérdidas se calcularon en más de 40 millones de bolívares. La catástrofe no tan sólo conmocionó a los supervivientes y a sus familiares, sino también a bomberos, policías, autoridades y decenas de particulares que ayudaron a evacuar víctimas y heridos.
A pesar que los años han pasado, ese día quedo marcado en la memoria de los lagunillenses que aun lloran las victimas de aquel día fatal.
Cronista del Municipio Lagunillas