Ante la “crisis de liderazgo” percibida en la actualidad, es importante desmontar algunas creencias limitantes en la población, gran parte de ellas infundadas por quienes se benefician de la situación actual de Venezuela y dirigidas particularmente a la mayoría de la sociedad que anhela un cambio.
Así pues tenemos en 1er lugar la idea de que no existe la unidad.
Lo primero, debemos reconocer que de un tiempo para acá se ha venido desarrollando una narrativa que pareciera torpedear todo esfuerzo de construcción de una unidad. El valor supremo de la alternativa democrática es la unidad en sí misma y perderla en acciones irresponsables es poner en juego la posibilidad de frenar la destrucción en Venezuela.
Si bien es cierto que el sometimiento a una serie de arbitrariedades y falta de democracia interna ha debilitado enormemente a los partidos políticos, y por ello han perdido en buena parte su carácter institucional. También es cierto que los partidos políticos que se mantienen, hacen un esfuerzo titánico por ser herramienta de lucha e interpretación de las aspiraciones legítimas de la sociedad ya que enfrentan cualquier tipo de ataques internos y externos.
2da idea limitante: La soluciones rápidas.
Ante la necesidad de toda sociedad de creer en un futuro esperanzador es importante tomar consciencia sobre el grave daño que han hecho casi a nivel antropológico las promesas irresponsables y relatos de las peligrosas “soluciones definitivas” que no han hecho otra cosa que llenar de frustración y decepción a nuestra población.
Tal vez movidos por el sufrimiento que cada uno de nosotros le ha tocado afrontar pero tenemos la tendencia a ser extremadamente cortoplacistas y nos cuesta entender que producir una cambio social es un camino largo y lleno de altibajos
La tarea es comenzar a construir un relato sincero que nos permita a cada ciudadano reconocernos como parte responsable y capaz de aportar para la reconstrucción de la nación. De esta manera superaremos en primera instancia una de las principales dificultades que es la apatía por agotamiento de la sociedad civil.
Así llegamos a la 3ra idea limitante, la de que Venezuela se arreglo.
De un tiempo para acá se intenta solapar la situación humanitaria compleja que atraviesa nuestra nación con pañitos de agua tibia.
Esto obedece muy probablemente a la intención de generar resignación y conformismo en la sociedad. Con pequeñas muestras de presunta “normalidad” pretenden contagiarnos de una percepción de crecimiento/desarrollo económico y social.
Debemos siempre conservar el criterio realista porque hasta que no logremos una sociedad más justa, será cuesta arriba garantizar un verdadero avance a nivel integral.
4to pensamiento limitante y quizás el más peligroso es la idea ingenua de que “con el enemigo no se negocia”
Tenemos ya muchos ejemplos que evidencian que en ocasiones no basta ganar elecciones y desmontar ser mayoría para lograr cambios políticos, el ejemplo más reciente es el de las elecciones de 2015.
Y es que por muy incomodo que resulte, la única manera de articular un cambio verdaderamente democrático, sostenible y duradero pasa por el reconocimiento al otro, aunque suene injusto, es necesario abonar el terreno para escenarios de conversación, acuerdo y diálogo con representantes del oficialismo. Y entender de una vez por todas que sin representación de ciertos sectores será muy difícil construir un camino hacia una transición pacífica.
José Leonardo Caldera
Legislador del CLEZ
Psicólogo/Lcdo en Cs Politica
Vicepresidente de UNT/Zulia