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viernes, 19 de abril del 2024
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A Maduro lo sostiene la sinvergüenzura de nuestro mundo militar, opina Nelson Chitty La Roche

El analista político Nelson Chitty La Roche analiza el caso de Bolivia, a propósito de lo importante de una observación internacional efectiva, para concluir que si pudiéramos tener elecciones limpias y transparentes en Venezuela la paliza que los venezolanos darían a Maduro sería para nunca olvidarla.

“Los militares están sosteniendo ese sainete; de acuerdo al cual Maduro es legítimo. Pero Maduro no lo es; porque Maduro dejó de ser presidente el 10 de enero de 2019; aun cuando, lo sostienen las armas”, expresa el ex dirigente de Copei.

El gobierno admitió una renovación del Consejo Nacional Electoral, pero con vistas a la realización de unas elecciones parlamentarias. A su juicio, ¿la oposición debe participar en esas elecciones o debe poner por encima también la elección presidencial?

-A veces lo perfecto suele ser enemigo de lo bueno. ¿Qué deberíamos hacer en un país serio; un país equilibrado; digamos, sereno? Hacer elecciones presidenciales y parlamentarias. Presidenciales, porque aquellas del 20 de mayo fueron evidentemente manipuladas. Fueron elecciones hechas alterando la dinámica constitucional y legal en los términos de concurrencia de la organización de los comicios.

-Lo que, sin embargo, no impidió que un órgano completamente, parcializado como es el CNE de las damas éstas del aquelarre, como las llamo yo, del centro de Caracas; impusiera sus dictados y suprimiera la decisión soberana. No obstante, están los militares sosteniendo ese sainete; de acuerdo al cual Maduro es legítimo. Pero Maduro no lo es; porque Maduro dejó de ser presidente, precisamente, el 10 de enero de 2019; aun cuando, lo sostienen las armas.

-Lo sostiene la sinvergüenzura, y sujeción y la asociación a la camarilla es criminal de parte de nuestro mundo militar; cosa que lamento, profundamente. Pero que es así. Ahora bien, ¿cómo hacemos?, ¿habrá posibilidad de hacer una elección, digamos, que permita mostrarle al mundo y al país como van realmente las orientaciones de la voluntad y de la autodeterminación de los venezolanos?

-Si fueran a ser elecciones que se fueran a hacer, y lo digo franca y sinceramente, con otros criterios; con otros parámetros; con otros controles… Mira lo que pasa en Bolivia: lo importante que haya habido toda una observación orgánica y funcionalmente efectiva. Pues bien, si pudiéramos tener elecciones limpias y transparentes no se harían porque la paliza que los venezolanos le van a dar a Maduro será para nunca olvidarla.

-Claro, Maduro comenzará con la trampa que lo caracteriza a él y a Chávez y al chavismo. Chávez, donde se encuentre, sabe bien o por lo menos a su memoria hay que suturarle la sospecha muy seria de que las elecciones que ganó fueron adulteradas. Pero, en todo caso, hay que buscarle maneras y salidas a esta crisis, y a veces, repito, lo perfecto es enemigo de lo bueno. Hagamos lo que se pueda, entre tanto.

¿La violencia y el terror que se han visto en Ecuador y Chile se debe a que todavía hay un gran descontento por las profundas desigualdades sociales, que todavía prevalecen en sus sociedades, o son producto de la agitación castrocomunista, propiciada desde Venezuela?

-Yo creo que hay que separar los dos escenarios. En el caso de Ecuador muestran como la ciudadanía ecuatoriana tiene que conciliar segmentos, que forman parte de ella. Porque la nación ecuatoriana es compleja: tiene a los indígenas; quienes, además, quieren y se exhiben reclamando una especificidad que no los incluye, necesariamente, en el más largo y más ancho enfoque; que tiene que ver con el resto de los connacionales ecuatorianos.

-El asunto sin embargo se manejó y se llegó a un acuerdo. En realidad, lo que pasa, y ahí es donde entramos a ver cómo se ha inoculado en el cuerpo político la idea, muy populista, de que el Estado lo debe todo, y de que la ciudadanía después tiene que mantenerse férrea, estricta; en la demanda de que el Estado no recargue más vía impuestos.

-En resumen, en el caso de Ecuador con buenos números macroeconómicos; con una inflación de algo más de 2%, hablar de un aumento para tratar de equilibrar las cuentas públicas, no parecía muy grave. Pero así no lo entendió la comunidad indígena sobre todo, y de allí vino ese forcejeo que culminó como todos sabemos.

-El caso de Chile es más complejo: Chile es el país que tiene mejores números económicos y sociales de toda América Latina. Chile tiene una tasa de desempleo de alrededor del 6%, lo que es propio de un país desarrollado, de primer mundo. Tiene una tasa de inflación de 2.2% sobre el último año; lo cual, repito, también es propio de países avanzados. Pero, además de eso, Chile tiene un salario de alrededor de los 470 dólares.

-Ahora, para poder lograr ese bienestar, Chile ha colocado a la gente en la disyuntiva de asumir una cuota importante del sacrificio; vale decir de los costos de ese modelo económico y social. Y es allí donde las cosas no fluyeron como se esperaba; con un aumento de apenas el 3% sobre el pasaje se disparó lo que hoy vemos que es una importante contestación; con rechazo y, además, con características, sumamente, violentas y, yo diría, diversificada. Ahí todo el mundo salió a decir lo que no le gustaba y salió a mostrar, por llamarlo elegantemente, su mal humor.

-Eso sí tiene que ver con una incidencia; una asociación de factores exógenos, y que parecen haber jugado un rol en el sentido de organizar las protestas y, además, en un momento dado de llevarlas a una expresión tan violenta como no se veían ni en los tiempos aquéllos en que aparecieron los militares y coronaron el golpe de Estado contra Salvador Allende en el año 1973.

-El asunto es complejo. El modelo económico chileno es bueno. Se ha comprobado. Que haya que retocarlo: ¿por qué no? Qué haya que hacer algunos ajustes, ¿por qué no? También es cierto; pero no olvidemos que también eso supone que la ciudadanía sea responsable del modelo; que contribuya de acuerdo a sus posibilidades, y que, ciertamente, sepa conciliar intereses para asegurar la paz entre los chilenos, a quienes les va a costar un poco más ponerse de acuerdo; pero en eso se juega su éxito y su prosperidad.

-Cuidado, si buscando la justicia; como diría Savonarola, se les pierde la misericordia. ¡Cuidado Chile!

Pero también Bolivia es la segunda economía de mayor crecimiento hoy en Sudamérica, y fíjese la repuesta del pueblo boliviano. ¿Qué ha sucedido en ese caso?

-El caso boliviano tiene sus similitudes con el caso chileno; en el sentido, de que se trata de una gente que ha manejado con seriedad la economía pública y, además, que ha hecho algunos hallazgos importantes. Se ha dedicado a diversificar la economía, y le estaban saliendo bien las cosas, y algo muy importante es que tiene una inflación muy reducida.

-El tema es que en el trasfondo del asunto; si en Chile habría detrás de la apariencia de bienestar todo un malestar allí incubado que con relativa facilidad explotó; en el caso de los bolivianos no es un malestar económico, precisamente. Es un malestar político. Están cansados de un sesgo en las políticas públicas; que es el que resulta del inmenso ego de Evo Morales, y de la manera como él maneja y venía manejando los distintos asuntos.

Es decir, se trata de una reacción ciudadana a un intento por imponer un modelo que se agotó y, sobre todo, un liderazgo que está obsoletizado.

Bolivia, que está encontrando razones para sentirse bien; quiere evolucionar y no tener un déspota; un autócrata al frente de la conducción de sus asuntos económicos, sociales, políticos e institucionales. Bolivia ha cambiado, y Evo ya es el pasado.

Samuel Huntington dice que la caía del Muro de Berlín, de lo cual se están cumpliendo 30 años, trajo consigo la tercera ola de procesos de democratización en el mundo entero. ¿Venezuela, por el contrario, navegó a contracorriente?

-La democracia hoy en día en el mundo académico, económico, social e institucional es el sistema escogido, querido y preferido. Sin embargo, para ser buena la democracia, tenemos que hacerla crítica: que cada cual exprese su criterio particular, parecer y entendimiento; sólo que la democracia está hoy en el banquillo. En el banquillo de quienes no tienen todas las respuestas para las exigencias que se les formulen.

-Cada vez se pone de nuevo en el tapete la discusión sobre cuál sistema es mejor; vuelve la democracia a situarse en términos definitivos como el mejor sistema. Pero un sistema, repito, que tiene que estar cambiando para poder adecuarse y ajustarse a la nueva sociedad.

-Hay otros valores hoy en día: el individualismo es impresionante como ha progresado frente al interés de la comunidad. Cuando tú te pones lo que son hoy en día valores, principios y creencias en el mundo; cuando ves que en España, por ejemplo, sólo uno de tres de los que son interrogados en una encuesta dice que tienen como proyecto personal hacer una familia y vivir con ella; tú te das cuenta pues que el mundo que tenemos está mutando; pues, la democracia, igualmente.

-Eso tal vez no lo vio Huntington; quien habló de otras cosas maravillosas; como el choque, propiamente, de las civilizaciones; así como los modelos tipo China, que se reclama socialista, y practica una política económica de capitalismo cuasi salvaje,
-Hay que ver lo que pasó en Inglaterra con el brexit, y lo que sigue pasando, y como el ejercicio de una consulta democrática una turbulencia, que ha desatado, prácticamente, todos los mecanismos institucionales de ese país con tanta historia y con tanto abolengo; desde el punto de vista de sus instituciones, y el equilibrio entre los distintos poderes.

El oficialismo se prepara para participar en las elecciones rectorales, que habrán de realizarse, tentativamente, en el mes de febrero del próximo año en la Universidad Central de Venezuela. ¿Qué piensa usted que debe hacer el resto de la comunidad universitaria?

-El asunto está siendo considerado por esa comunidad. Es bueno recordar que, de acuerdo al artículo 109 de la Constitución, son los estudiantes, los profesores y los egresados quienes eligen a las autoridades. En franca contradicción con este espectro la Ley Orgánica de Educación sostiene que habría que ampliar el claustro universitario, e incluir a los obreros y a los empleados administrativos.

-Ninguno de ellos ha formado parte del claustro universitario. Porque no son universitario. Trabajan para la universidad. No obstante, es bueno que se haga notar que ese proceso de análisis se está haciendo actualmente en la UCV, y bien sabemos que, lamentablemente, la Sala Constitucional intenta imponer por la fuerza una interpretación que es contraría a la historia constitucional de Venezuela; desde el propio siglo XIX, inclusive, a lo largo y ancho de todo el siglo XX.

-Pero bueno, el asunto es si se vota con los reglamentos de la UCV; con aquellos que tienen que ver con correspondencias con la Constitución o se vota con la propuesta o, mejor dicho, con la orden que emite la Sala Constitucional. Allí se está discutiendo eso. Personalmente, creo que debería hacerse de acuerdo a las tradiciones constitucionales y legales. Pero es un asunto aún no resuelto; está en discusión; porque los distintos sectores; como te dije, lo están analizando.

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