Un avión de carga Boeing 737 con dos tripulantes a bordo tuvo que realizar un amaraje de emergencia frente a Honolulu la madrugada del viernes tras un problema de motor, informó la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA).
El vuelo 810 de Transair «intentaba regresar a Honolulu cuando se vio obligado a amarar» hacia las 02H30 de la madrugada, hora local, dijo una portavoz de la FAA en un comunicado.
«Según la información preliminar, los guardacostas estadounidenses rescataron a ambos miembros de la tripulación», añade el comunicado.
Un portavoz de la Guardia Costera, el suboficial Matthew West, dijo a la cadena CNN que un helicóptero de la Guardia Costera rescató a uno de los tripulantes, mientras que «un helicóptero de los bomberos rescató al otro».
Una patrulla de la Guardia Costera también fue desplegada en la zona.
Ambos miembros de la tripulación fueron trasladados a un hospital de Honolulu para recibir tratamiento, dijo West, asegurando que no tenía información adicional sobre su estado de salud.
El avión es aparentemente un 737 Classic que se habría fabricado hace al menos 33 años, según una fuente cercana al asunto.
Boeing «está al tanto de la información proveniente de Honolulu, Hawái, y está monitoreando la situación de cerca», dijo un portavoz del fabricante.
La compañía afirma estar en contacto con la Junta Nacional de Seguridad y Transporte de Estados Unidos (NTSB), la agencia que investiga los accidentes de transporte, y está en proceso de recopilar la información disponible.
Tanto la FAA como la NTSB investigarán el incidente.
El evento hizo recordar el amaraje forzoso de un Airbus A320 en el río Hudson, al norte de Nueva York, en enero de 2009.
Tras una avería producida por el impacto de una bandada de gansos salvajes y cuando la torre de control le aconsejó aterrizar en un aeropuerto cercano, el piloto Chesley Sullenberger decidió hacerlo en el río, salvando la vida de los 155 pasajeros y miembros de la tripulación.
El 737 MAX, lanzado en 2017, sufrió dos accidentes en 2018 y 2019 que dejaron un saldo de 346 muertos, a causa de un defecto en el software de control de vuelo MCAS.
Las tragedias obligaron a dejar en tierra toda la flota del modelo durante veinte meses, hasta fines de 2020, cuando fue autorizado a retomar la actividad.