Si Venezuela fuera una gigantesca pintura, sin dudas, uno de sus trazos más coloridos y sublimes lo realizaría la zuliana Lilibeth González, quien junto con su esposo, manager personal y CEO, Jorge Chacón, más el trabajo creativo de su hija Daniela, dirigen @LiliArteYEstilo , una galería virtual de autor y venta internacional de arte.
Lilibeth, además de Bachiller en Humanidades y Artes Plásticas de la Escuela de Artes Plásticas Julio Árraga, y Licenciada en Artes Plásticas, mención Museología, de la Universidad Católica Cecilio Acosta, en Maracaibo, es hija del reconocido artista serigrafista Manuel Gonzáles Rubio, fundador del Taller de Serigrafía de LUZ.
Con más de 30 años de experiencia, exposiciones nacionales e internacionales, desempeño en la docencia y un recorrido por las artes del diseño gráfico, la serigrafía, la museología, la escultura, hoy se concentra al 100% en la pintura.
Lili logró concretar un estilo muy personal e individual que la caracterizaron como una artista original, esto visto y apreciado por la crítica de docentes y artistas de su región de origen, el estado Zulia.
Hoy, posee miles de obras esparcidas por el mundo, con un principal motivo: “Su cultura zuliana”, en su original y único estilo. Esto la hizo merecedora del sello de “Vanguardia Artística de la iconografía zuliana”.
Su concreción artística se distingue por sus estudios y experiencias desarrollados en una gama de colores resaltantes, contrastes, manchas y transparencias que plasma en sus abstractos figurativos, tanto en su icónica representación de su cultura natal, como en las representaciones de orden universal.
Su historia como marca nació en 2012 por el auge de las redes sociales y fue 6 años después como vanguardia de la imagen iconográfica del Zulia en eventos como el aniversario de Maracaibo y el galardón Artístico Cultural “La ciudad más bella”, que deciden emigrar ante el robo en aduanas venezolanas de algunas obras que enviarían al extranjero y las crecientes dificultades para obtener materia prima.
Lili, ex PDVSA-2002, y su esposo Jorge, despedido de Fundagraez en 2012, llegaron a Chile a fines de 2018 y fueron recibidos por parte de la familia de la artista.
«Al igual que muchos llegamos con lo necesario para varios meses y con algunos papeles incompletos», recuerda Lili, quien con apenas tres años en Santiago y junto con su familia aún trabajan en establecerse tras las protestas de índole social y la pandemia por Covid-19.
Sin embargo, gracias al apoyo de un considerable número de seguidores de la artista y de sus obras, venezolanos, chilenos y de otras nacionalidades alrededor del mundo, además del trabajo incesante, su galería virtual de autor permanece abierta y vendiendo desde su nueva sede virtual.
Una muestra de su éxito es que en 2019 participó en dos importantes exposiciones, una en Miami y otra en México. Y es su forma de plasmar íconos culturales como la Virgen de la Chiquinquirá, de quién es devota, el Puente sobre el Lago, la Basílica de Chiquinquirá, y lugares y referentes de la venezolanidad, como resalta y consolida como figura indispensable de lo mejor de nuestra diáspora.
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