Esta especie medicinal aromática se caracteriza por sus propiedades sedantes naturales.
Dentro del universo de la jardinería, podemos encontrar no solo muchos trucos para poder reproducir a la perfección nuestras plantas favoritas y mantener un bonito jardín en casa, sino también dar con algunos métodos caseros que beneficiarán notablemente a nuestra salud. ¿El motivo? Muchas especies son medicinales y cuentan con múltiples propiedades, tal es el caso de la Melisa.
Esta hierba aromática nativa del sur de Europa se caracteriza por sus poderes sedantes naturales que, según los botánicos, ayudan muchísimo para que las personas se relajen y concilien mejor el sueño. Su nombre científico es Melissa officinalis, aunque en Argentina esta planta es muy conocida como Toronjil o Yerba del Sapo, cuyo agradable aroma a limón es intenso y se siente incluso a la hora de prepararlo como un té.
Cómo reproducir la planta de Melisa
Ahora bien, si te estás preguntando cómo reproducir esta espectacular especie, te contamos que los jardineros dieron a conocer dos formas muy sencillas e infalibles de cultivar la Melisa en casa. Por un lado, podés hacerlo a través del uso de unas semillas y, por el otro, dividiendo algún esqueje de otra planta.
En caso de que desees elegir el camino de la germinación, se recomienda hacerlo durante las estaciones más cálidas del año, en alusión a la primavera y el verano debido a que las semillas de esta planta necesitan del calor para brotar correctamente. Una vez terminado su proceso germinativo, es tiempo de buscar una maceta y trasplantar las Melisas a una zona con luz solar indirecta.
Finalmente, si tu intención es obtener una planta de Melisa mediante un esqueje de esta, se aconseja cortarla justo por debajo del nudo o brote. Además, es preciso destacar que la poda ideal de esta especie debe realizarse a finales del invierno o a principios de la primavera para que se mantenga fuerte, sana y frondosa.
Con respecto a sus cuidados diarios, esta hierba aromática precisa de un sitio con semisombra para recibir la luz solar de forma indirecta, ya que una sobreexposición provocará que sus hojas de color verde intenso se quemen y se deteriore poco a poco. Este arbusto tampoco tolera las heladas y, en efecto, en la estación más fría del año es necesario protegerla de las bajas temperaturas. ¿Su riego? Tiene que ser escaso.
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