El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, por su parte, anunció aranceles del 25% sobre las importaciones de EE.UU., esta misma tasa que Trump ha aplicado a los productos canadienses. Trudeau explicó que esta medida se aplicará a importaciones valoradas en 106.000 millones de dólares y se implementará en dos fases.
La reciente imposición de aranceles generalizados por parte del presidente Donald Trump contra los principales socios comerciales de Estados Unidos ha generado una rápida respuesta por parte de Canadá, México y China, quienes han anunciado medidas punitivas contra productos estadounidenses.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, por su parte, anunció aranceles del 25% sobre las importaciones de EE.UU., esta misma tasa que Trump ha aplicado a los productos canadienses. Trudeau explicó que esta medida se aplicará a importaciones valoradas en 106.000 millones de dólares y se implementará en dos fases. La primera fase comenzará el martes, cuando entren en vigor los nuevos aranceles de EE.UU., afectando 21.000 millones de dólares en productos estadounidenses, mientras que los restantes 85.000 millones de dólares se verán afectados en tres semanas, permitiendo que las cadenas de suministro canadienses se adapten a esta nueva guerra comercial.
En un discurso dirigido a los ciudadanos estadounidenses, Trudeau expresó su preocupación, afirmando que los aranceles «ponen vuestros empleos en peligro, pueden cerrar las plantas de fabricación de coches estadounidenses y otras fábricas manufactureras, subirán vuestros costes, también los de la compra en el supermercado y la gasolina». El primer ministro también mencionó que los aranceles canadienses se centrarán en sectores específicos de la economía estadounidense, como los productores de cerveza, vino y bourbon, así como frutas y zumos, lo que podría tener un impacto notable en varios estados, incluidos Kentucky y Florida. Trudeau también anunció que su gobierno está considerando medidas adicionales, como regulaciones sobre la exportación de minerales vitales para la industria tecnológica.
México, también afectado por la guerra comercial, comunicó su respuesta a través de su presidenta, Claudia Sheinbaum, quien anunció la imposición de «medidas arancelarias y no arancelarias» en respuesta a los aranceles del 25% que EE.UU. empezará a aplicar. Sin embargo, Sheinbaum no especificó los detalles de estas medidas, pero rechazó vehementemente la justificación de Trump, quien relacionó los aranceles con el flujo de drogas, especialmente del fentanilo, desde México. Sheinbaum aseveró que era categóricamente falso que México tuviera alianzas con organizaciones criminales, insistiendo en que para combatir los cárteles se requiere cooperar y que EE.UU. debe hacer su parte.
Desde China, el Ministerio de Comercio también condenó la imposición de un arancel del 10% a las exportaciones chinas hacia EE.UU. Su portavoz reafirmó que el país “tomará respuestas correspondientes para salvaguardar sus derechos e intereses”, sin entrar en detalles sobre la naturaleza de estas acciones. Además, China planea presentar una queja formal ante la Organización Mundial del Comercio. EE.UU. ha apuntado hacia China como parte de la crisis del fentanilo, argumentando que muchos de los ingredientes provienen de este país.
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