La calidad de vida del venezolano conforme pasan los días sin gasolina, se cada vez más compleja; El control de cambio y control de precios nos ha llevado a vivir en dos realidades: el que tiene acceso a dólares y el que depende de un sueldo mínimo para sobrevivir; el que vive de bolívares debe caminar kilómetros para poder comprar alimentos.
La falta de gasolina ha dejado a la ciudad Caraqueña sin transporte para poder movilizarnos, pero a su vez ha hecho que emerge una nueva oportunidad de negocio que favorece a unos pocos, el servicio delivery.
Este servicio tiene un costo adicional al producto que se adquiere en línea, esto incluye una variada gama de productos que van desde charcutería hasta comida rápida. Pero para el que su poder adquisitivo los limita, tener que buscar la manera para comprar alimentos y además buscar la manera que alguien se los lleve a sus hogares, es prácticamente imposible.
Así es Venezuela, una distópica nación, en donde la crisis política ha abierto cada vez más la brecha del que puede vivir bien y el que tiene que sobrevivir.
Por: Rosali Hernandez
Fuente: Caraota Digital 9/05/20
