En la gran final disputada en el majestuoso estadio Maracaná de Río de Janeiro, la Argentina de Lionel Messi hizo historia al vencer a la gran favorita, Brasil 1-0 y ganar por vez número quince la Copa América después de 28 años, empatando a Uruguay, como las selecciones más ganadoras del certamen continental.
La «Albiceleste» dirigida por Lionel Scaloni, salió determinada con el objetivo en mente, presionar de forma asfixiante a Brasil en todas sus líneas y anular los circuitos de ataques rival con un cerrojo defensivo. que resultó indescifrable para la ‘Canarinha’ de Tité durante los noventa minutos.
El trámite del partido que tuvo como árbitro principal al uruguayo Estaban Ostojich, evidenció tensión, un juego muy cortado, con choque y fricción en los primeros minutos; a un ritmo usual al que jugó el seleccionado brasileño durante el transcurso del torneo.
Pero pronto, toda la planificación carioca se vino abajo cuando en una fisura de la casi infranqueable zaga, Renan Lodi en un débil marcaje defensivo, perdió a Ángel Di María en un pique, donde el extremo gaucho del Paris Saint Germain de Francia, recibió un delicioso pase de Rodrigo De Paul y se adentró al área para definir con una vaselina inmortal al 22′ que traspasó el pórtico custodiado por Ederson y formará desde ahora parte del recuerdo popular y la colección de glorias y hazañas deportivas del país, cuyo nombre proviene del latín argentum, que significa plata.
La segunda parte, fue otra historia. Argentina defendió con la vida el resultado, el engranaje de sus piezas funcionó a la perfección, como si una buena partida de ajedrez se tratara, explotando el desespero del local, que se dedicó a tener varias ocasiones de gol; principalmente la de Gabriel Barbosa al 86′ que terminó despejando al córner, el extraordinario guardameta del Aston Villa de la Premier League Emiliano Martínez, y seguidamente al 87′ Messi, falló una clara oportunidad al perder el control del esférico tras otra gran asistencia de De Paul, otro de los baluartes del equipo vencedor.
Brasil, inoperante con los cambios, no pudo reaccionar en su histórico recinto y finalmente llegó el pitido final, para sucumbir ante su tercer y no menos doloroso ‘Maracanazo’ ante su clásico rival sudamericano.
De esta manera, dentro de la algarabía y júbilo del nuevo rey de América, el capitán Messi alzó con orgullo un trofeo, que sin duda acrecenta su leyenda, lo inmortaliza y lo hace parte de las deidades futbolísticas de la región y del mundo.
Por: Manuel Alejandro Mora.
CNP: 17.617
.
Por: Manuel Alejandro Mora.
CNP: 17.617