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miércoles, 27 de noviembre del 2024
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OPINION | Bombas Racimo y Termobáricas, crímenes de guerra por Raúl Ochoa Cuenca

La invasión rusa en Ucrania continúa a paso lento. Una semana ha transcurrido desde que los pesados y muy modernos tanques BTG atravesaron a toda máquina la línea fronteriza que divide la región ucraniana de Donbass con la Federación Rusa. Pareciera que el resultado obtenido hasta hoy es, se podría definir como bastante pírrico. Tan pírrico es que se acusa a las fuerzas invasoras rusas de estar utilizando armas proscritas por tratados internacionales y por las Naciones Unidas, como es el caso de las llamadas bombas de racimo y muy probablemente las bombas termobáricas, según un angustioso informe hecho público por la Embajadora de Ucrania ante la ONU ayer 2 de marzo.  Por lo tanto, propongo que veamos primeramente qué son las bombas de racimo.

Estas  armas están prohibidas, entre otras razones, porque conllevan un enorme sufrimiento a las víctimas. Las bombas de racimo fueron inicialmente idea de los alemanes del III Reich al inicio de la segunda guerra mundial, mientras la segunda mencionada, la termobárica es un invento reciente de las fuerzas armadas de la Federación Rusa.

La verdad es que el presidente Putin, hoy señalado por el mundo como un vulgar asesino, por lo visto no se detiene ante nada, ya que vemos con horror las denuncias, no comprobadas aún, sobre la utilización de estas armas en los ataques de los ejércitos invasores rusos. Las bombas de racimo fueron prohibidas por el tratado internacional de Oslo del 3 de diciembre del 2008, siendo inicialmente firmado por más 100 gobiernos, quienes se comprometieron, en lo que ha sido considerado como un histórico paso en la cesación de la producción de esta arma. Los adherentes a este tratado igualmente ese día se comprometieron a la destrucción de los arsenales existentes. Rusia no firmó, prometió hacerlo más adelante, pero nunca lo hizo.

La agencia de inteligencia de Ucrania, la SBU, así como otras agencias de inteligencia occidentales, están alertando al mundo de la real posibilidad de que el ejército ruso haya decidido en las últimas horas y debido a la férrea defensa de sus ciudades tanto por parte del ejército de Ucrania como por los voluntarios, el empleo de  la bomba termobárica.

Pero, ¿qué es esta nueva arma ? Pues es un invento de la tecnología de punta rusa. Es una bomba de gran poder destructivo la cual es de activación dual, terrestre o lanzamiento por aire. Los científicos rusos la han calificado como el arma no nuclear más poderosa del mundo. Para describir el poder destructivo de la bomba, el jefe de personal adjunto de las fuerzas armadas rusas general Alexander Rushkin afirmó: «Todo lo que esté vivo es meramente vaporizado». Fue probada el 11 de septiembre del año 2007 aprovechando los tiempos de la intervención de Rusia en la guerra civil de Siria. De acuerdo con la información emanada del ministerio ruso de la defensa, esta nueva arma, “la bomba termobárica” puede reemplazar varios tipos de pequeñas bombas nucleares en su arsenal. Realmente estas son palabras mayores.

Apreciados lectores, debido a la desmedida violencia de la intervención del ejército ruso en Ucrania y consecuencialmente a la real posibilidad de que sea utilizada esta arma,  creo importante que veamos las características de este invento de la tecnología militar de la Rusia actual. La bomba termobárica es también conocida como bomba de vacío o bomba de combustible y está compuesta por dos cargas explosivas. El término «termobárico» es una palabra compuesta derivada de las palabras griegas «therme» y «baros» que significan «calor» y «presión», lo que implica los efectos de la temperatura y la presión sobre el objetivo. Un explosivo termobárico (TBX) consta de una carga central, denominada núcleo, que suele ser un alto explosivo, y una carga secundaria externa rica en combustible.

Cuando explota un proyectil que contiene un combustible en forma de gas, líquido (aerosol) o polvo, el combustible o material similar al polvo se dispersa en el aire y forma una nube. Después, esta nube es detonada para generar una onda de choque, caracterizada por una duración prolongada que produce una sobrepresión que se expande en todas las direcciones. Así pues, se diferencia de los explosivos convencionales en el hecho de que usa como oxidante de la reacción explosiva al propio oxígeno del aire, en vez de cargarlo en el propio artefacto explosivo.

“Según la Universidad Técnica de Medio Oriente de Turquía, aunque la onda de presión, debido a la deflagración del explosivo, es considerablemente más débil en comparación con un explosivo convencional como el RDX, (Royal Demolition eXplosive), similar al C4, el combustible puede difundirse rápidamente en túneles, cuevas o búnkeres, produciendo un efecto de calor considerablemente alto para las personas. De esta manera, la gente muere por asfixia debido a la falta de oxígeno o por la incineración del lugar”. La sobrepresión ejercida en el interior de la explosión puede alcanzar los tres megapascales y la temperatura puede oscilar entre los 2500 ºC y los 3000 ºC.  Visto esto, si el ejército ruso hace uso de estas armas, sin ninguna duda, se trataría de crímenes de guerra.

Por lo general, las bombas termobáricas se lanzan desde el aire y desde los vehículos  de orugas, los Tos 1, blindado este que podemos ver en los últimos días que forma parte de la avanzada rusa en su camino destructivo sobre las ciudades de Kharkiv y la capital Kiev.

En esta somera nota deseo redundar sobre el desproporcionado arsenal que Putin ha enviado en esta aparentemente descabellada acción de guerra, lo cual se considera que pudiese ser una avanzada hacia objetivos militares más allá de los límites que separan a Ucrania con países agrupados en la Nato como lo son Polonia, la Rumania y la república de Eslovaquia.

Concluyo esta nota escrita en medio de la tristeza que provoca ver en las pantallas de la televisión a miles de personas corriendo aterradas buscando refugiarse de esa lluvia infernal de proyectiles de toda índole y calibre. Lluvia de proyectiles que vienen esparcidos con muchas probabilidades con el uso de armas proscritas por la comunidad internacional.

Esperemos que se generen nuevos elementos geopolíticos y que la correlación de fuerzas le impida a estos aventureros continuar en esa carrera hacia un futuro cercano lleno de incógnitas.

Raúl Ochoa Cuenca en Anfi del Mar el 3 de marzo del año 2022

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