Desde la tarde del lunes 27 de julio los vecinos dejaron de ver a Kuit Ibáñez Daponte, una estilista de 54 años. Tomaba café, sentada en el frente de su casa, recuerdan.
Vivía en el barrio El Carpintero, de Petare, estado Miranda. Ante la ausencia, le preguntaban a su hijo Luis Eduardo Pérez Ibáñez (26) y él respondió, unas veces, que estaba enferma, que había contraído el covid-19; otras, que salió a casa de un cliente y aún no volvía.
Ante las contradicciones y el paso de las horas, las amigas se comunicaron con otros parientes de Kuit, quienes se acercaron a la casa y en su cama vieron dos almohadas envueltas en una sábana, como si fuera un cuerpo, reseñó la reportera Rosibel González.
No hallaron nada y se fueron. «Un hermano de la víctima relató que tuvo un sueño en el que Ibáñez Daponte le reveló que buscara bien dentro de la casa, ya que su cartera permanecía en la habitación. No fue sino hasta el viernes, cuando las hermanas se dirigieron de nuevo a la casa y en efecto estaba la cartera de la mujer de quien se presumía estaba desaparecida».
Fue cuando acudieron al jardín y notaron algo extraño. «La estilista fue sepultada dentro de un matero. Por encima tenía cemento, que, al secarse, moldeó una figura, de lo que parecía ser un cuerpo», narró González.
Llamaron al Cicpc y estos, el viernes 31-J, desenterraron un cadáver.
Presumen que su hijo Luis Eduardo fue quien la asesinó y luego procedió a enterrarla el mismo lunes 27-J. El hombre había estado preso en Yare de donde salió hace cuatro meses.
Al parecer, el hijo–quien huye– quería apropiarse de la vivienda de su progenitora.
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