El partido comenzó como terminó la primera parte, con intensidad por parte de ambos conjuntos. El Barça salió con la firme intención de hacerse con el control absoluto del juego, y lo hizo. Con gol de Fermín, el cuadro culé logró la igualdad pero no pudo alcanzar la remontada
El Barça no pudo pasar del empate (2-2) contra el Mallorca en Son Moix en una jornada intersemanal de LaLiga que podría costarle el liderato del torneo si sus rivales hacen los deberes. Xavi Hernández decidió introducir muchos cambios en el once para dosificar a sus jugadores, y el Barça lo acusó, protagonizando su partido más flojo en ataque en lo que va de campaña.
El partido comenzó como terminó la primera parte, con intensidad por parte de ambos conjuntos. Más incluso en el Mallorca, espoleado por su público y con un plan bien trazado que pretendía ejecutar al milímetro. Lo consiguió durante los primeros 40 minutos, en los que ahogó al Barça, le obligó a jugar en zonas intrascendentes con la posesión, y pudo salir a la contra con soltura y alegría. Además, los bermellones presionaban bien arriba; tanto, que un error propio de otra época de Ter Stegen en la salida de balón provocó un primer disparo de Antonio Sánchez, que recogió su propio rechace y asistió de cabeza a Muriqi.
El delantero kosovar no había comenzado bien la temporada, pero ya suma cuatro goles en cuatro partidos y se encuentra en un momento dulce. Fue el mejor del primer periodo, una auténtica pesadilla para los blaugrana descolgando balones del firmamento balear y prolongando todas las jugadas ofensivas de su equipo. Fue la piedra angular de la estrategia mallorquinista. Aun así, tras el gol, el Barça se hizo con el control del balón y comenzó a insistir algo más, aunque todavía apagado y sin ideas.
En la segunda mitad, el Barça salió con la firme intención de hacerse con el control absoluto del juego, y lo hizo. Sin embargo, la tónica fue la misma que la de la primera parte: una falta de ideas y creatividad alarmante. Aún así, casi se despierta del letargo con un cañonazo en seco desde la frontal de Joao Félix que se estrelló en el palo. Las contras del Mallorca no suponían ya mucho problema, y toda su atención estaba puesta en resolver el atasco en tres cuartos de campo rival.
La mano del técnico blaugrana comenzó a notarse con los cambios, introduciendo a Lewandowski por fin y confiando en dos juveniles como Fermín López y Lamine Yamal. La sensación de La Masía fue el revulsivo que necesitaban para empatar, primero con un penalti que corrigió el VAR porque no existía contacto alguno, y después con otra jugada eléctrica que culminó su compañero canterano a placer.
Con el gol de Fermín, las constantes vitales del Barça se desbocaron, y el Mallorca sólo existió ya para defender y buscar la contra. Lo que siempre habían querido, pero llevado al extremo, porque para ellos la posesión ya no servía, solo quemaba. El público local apretaba de lo lindo para reforzar las murallas bermellonas, y el tanto del 2-2 llegó demasiado tarde para que el conjunto culé lograse una nueva remontada agónica.
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