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viernes, 29 de marzo del 2024
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Bandas delictivas extorsionan y amenazan para imponer terror en el Zulia

Disparos, lanzamientos de granadas y atentados a dueños de comercios, además de la crisis económica y de servicio públicos, son otros de los retos que debe enfrentar el sector productivo zuliano para continuar operativo

“Maldito somos el hampa, el hampa seria. No estamos jugando, paga”, ese amenazante mensaje cambió la vida de un empresario zuliano, quien fue víctima de extorsión en Cabimas, municipio petrolero de la Costa Oriental del Lago.

Una ráfaga de disparos, el estallido de vidrios, gritos, el pistoneo de una moto y el corazón acelerado, lo que recuerda Luis Manuel, un ingeniero de 39 años, del peor día de su vida. Uno que cambió su futuro.

Tenía un supermercado en la parroquia La Rosa de Cabimas, donde también ofertaba artículos importados, la gente le hacía pedidos y se encargaba de traerlos desde Estados Unidos.

A pesar de la situación económica que atraviesa el país, su ingreso diario le permitía mantener a su familia. El 19 de agosto empezó a recibir llamadas de números desconocidos, mensajes, incluso vídeos por Whatsapp. Uno más perverso que otro.


LAS ORGANIZACIONES CRIMINALES EN ZULIA PIDEN DÓLARES CON LA PROMESA DE NO DAÑAR LA INTEGRIDAD FÍSICA DE SUS VÍCTIMAS


“Cuidaíto y denunciáis”, “Paga, que vos tenéis plata”, “Te vamos a matar a la hijita tuya. Nadie te va a salvar”, “Qué créeis vos, que a esos amiguitos tuyos de la policía les tenemos miedo”, decía un civil armado y con la cara tapada en un vídeo que recibió por Whatsapp. El pánico lo invadió.

Los sujetos armados que lo extorsionaban en el estado Zulia, le pedían dólares. Una cifra muy alta, descomunal, que no tenía ni podía conseguir en menos de 10 días, el límite que le impusieron. Le prometían no herir a un miembro de su familia ni dañar su negocio.

El ingeniero decidió denunciar, desde 2016 había pagado “vacuna”, siempre con la misma promesa: “Vos estáis blindado por nosotros, no te va pasar nada”, decía la gente con la que trataba. Delincuentes. Nadie le garantizó nada, pero seguía pagando con dinero y alimentos todos los meses.

“Cobrar vacuna”, entre las mafias, simboliza un pago ilícito que realiza una persona, en su mayoría empresarios y ganaderos, a miembros de organizaciones criminales con la promesa de recibir una protección para evitar ser blancos de robos, atentados, entre otros hechos que dañen su integridad física.

Amenazas desde el retén de Cabimas

La posible solución se convirtió en desespero y horas de espera. Cuando se acercó a denunciar en la sede del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (Conas), situada en el municipio Simón Bolívar, realizaron un rastreo a los números telefónicos que recibían llamadas y uno de ellos lo localizaron dentro del Centro de Arrestos y Detenciones Preventivas de la Costa Oriental del Lago, situado en el sector La Misión de Cabimas.

Funcionarios del Conas le sugirieron que cambiara de número, así evitaría seguir recibiendo las llamadas desde el retén. Cambió de número. En septiembre, volvieron a llamar. Más agresivos.


Desde el retén de Cabimas se ordenan parte de las extorsiones que denuncian comerciantes en la Costa Oriental del Lago


Esta vez el mensaje fue lapidario: “pagáis o te vamos a matar” . Aunque se acercó a denunciar nuevamente, los teléfonos no estaban rastreables. La comunicación era por Whatsapp y el registro de la propiedad del número correspondía a una persona fallecida. No había pistas para seguir las investigaciones.

En menos de 48 horas, el tiempo que le dieron los hombres para pagar la vacuna extorsiva, le dispararon a su vivienda. Al día siguiente, cuando estaba cerrando su negocio en la noche, volvieron a disparar y lanzaron una granada. La amenaza se materializó.

Los vidrios estallaron, aunque no hubo heridos ni daños graves. Luis Manuel decidió abandonar el país, después de volver a denunciar, se fue con su familia a Colombia. La santamaría tenía 17 disparos y otros diez en el portón de su casa, todos de calibres diferentes. Uno pudo herir a su familia.

Después de varios días, uno de los hombres que lo llamaba y se identificaba como “El Negrito”, fue asesinado en un procedimiento con el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) en el sector R10 de Cabimas. El hecho ocurrió el 7 de octubre, cerca del supermercado, contó un detective agregado del organismo.

Al sujeto lo vincularon con la banda de “Adriancito”, liderada por Adrián Rodríguez Gudiño, un expran del retén de Cabimas que se evadió en 2016 y tiene orden de captura por extorsión y el asesinato de una mujer en el Zulia, el cual fue grabado y difundido en redes. Sigue evadido de la justicia.

Organizaciones criminales que operan en la zona imponen terror a su gente, aunque cuerpos de seguridad aseguran que están plenamente identificadas. Hasta ahora, continúan sin detener a sus líderes.

Hasta ahora, Luis Manuel no tiene planes de regresar a Venezuela. Su negocio cerró y con esta decisión, siete personas quedaron sin trabajo. “Me dolió, me duele aún. Me entristece lo que dejé, mi gente, pero así es la vida. Una ruleta”.

Él representa un número en las cifras de venezolanos que migraron a Colombia, pero su historia es otra. No salió del país a buscar oportunidades en otras tierras, sino que lo hizo para salvar la vida de la gente que quiere y la suya. Huir para sobrevivir, dice.

Omar Prieto, gobernador del Zulia, en septiembre solicitó a las autoridades penitenciarias, el cierre del retén de Cabimas por su vinculación con mafias que se dedican a extorsionar a los zulianos.El 11 de noviembre un funcionario del Conas resultó herido frente al retén, durante una entrega controlada de dinero. Desde el recinto, los reos arrojaron una granada y una esquirla lo alcanzó en el cuello.

Granadas y disparos contra comercios

No es la primera vez que ocurre en el Zulia, en la Costa Oriental del Lago han arrojado granadas fragmentarias contra panaderías, licorerías, farmacias, clínicas, heladerías, ferreterías y también han disparado contra las residencias de sus dueños.

Al menos nueve casos se han registrado entre enero y noviembre, según reportes de cuerpos de seguridad en la entidad. El último hecho ocurrió en octubre, dispararon a una clínica privada de Cabimas. La puerta principal quedó destrozada y el personal de guardia, atemorizado.

Entre octubre y noviembre, solo en Maracaibo, lanzaron seis granadas a establecimientos y dispararon a las casas de sus dueños, entre ellos a lácteos San Simón en la Zona Industrial y a la vivienda de uno de sus propietarios, casas de apuestas y farmacias.


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Douglas Rico, director nacional del Cicpc, se trasladó al Zulia para dirigir las pesquisas. Aseguró que por el lanzamiento de granadas detuvieron a cinco personas. Tampoco descartan que funcionarios policiales estén involucrados en las mafias que se dedican a la extorsión y que operan en Zulia.

Los detenidos son Albert de Jesús Bermúdez Petit, Manuel Estevan Rodríguez Villasmil, José Gregorio Montiel, Jean Carlos Sulbarán y Jhoe Enrique Montero. Durante el procedimiento encontraron dólares, municiones, armas de fuego y granadas.

El gobernador Prieto, tras los hechos, exigió a los cuerpos policiales cumplir con el decreto de no circulación de las motos después de las 7:00 de la noche, luego de que determinaran que desde motos lanzaron las granadas a los comercios marabinos.

Hechos irregulares atentan contra sector productivo

Tras los hechos registrados en el Zulia contra comercios y viviendas de reconocidos empresarios, representantes de Fedecámaras denunciaron la situación y aseguraron que podría ocasionar el cierre de empresas.

Ricardo Acosta, presidente de Fedecámaras Zulia, señala que la fata de seguridad afecta al sector productivo y mantiene preocupado a los empresarios, abren sus locales con miedo. “No podemos dejar que un grupo pequeño se apodere del Zulia, necesitamos que los empresarios sigan trabajando. Así es que se puede recuperar el país, exigimos soluciones”, dice.

El representante del empresariado zuliano señaló que se reunieron con Lisandro Cabello, secretario de Gobierno, para además de tratar conseguir soluciones por temas de seguridad, también a la crisis de servicios públicos que afecta a la región.

En el encuentro, las autoridades pidieron a los empresarios que son víctimas de extorsiones denunciar. Cabello dijo durante una rueda de prensa que, tras hechos ocurridos, cuerpos de seguridad solo han registrado 18 denuncias por extorsión.

El general Carlos Ríos Urbano, jefe de la Zona de Defensa Integral (ZODI) en Zulia, también instó a los comerciantes y comunidad en general a denunciar la extorsión. “No paguen, eso fomenta la delincuencia”.

¿Dónde denunciar y cómo disminuir riesgos?

“No seas víctima, denuncia”, bajo este mensaje los cuerpos de seguridad mantienen una campaña en redes sociales para advertir a los ciudadanos sobre las extorsiones: qué hacer, cómo actuar y dónde denunciar. Un funcionario del Conas en la zona explicó que, alrededor de 57% de los casos por extorsión que reciben, se pudieron prevenir. Evitar extorsiones pasa por la prevención.

-El Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (Conas) tiene a disposición el número *26627, al cual las víctimas se pueden comunicar para denunciar. Mientras que la Guardia Nacional mantiene el 0800- 4827342.

-El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) cuenta con la División Antiextorsión y Secuestro para atender denuncias y el número 0800-7328378.

-No contestar llamadas de número telefónicos desconocidos, en caso de atender, hacerlo de forma defensiva. Siempre pregunte con quién habla, qué quiere y a quién busca.

-En caso de recibir ofertas sobre seguros, premiaciones o bancos, donde pidan información sobre su ingreso económico mensual, cortar la llamada.

-No realizar pagos de dinero en efectivo o transferencias, tanto en bolívares como moneda extranjera, solo será el inicio de exigencias de su extorsionador.

-No usar joyas llamativas, vehículos costosos ni dar información sobre viajes o ingreso económico.

-Evitar ostentar bienes y recursos en las redes sociales, además de moderar la información compartida en su cuenta.

-Cambiar constantemente las rutas para movilizarse entre casa y trabajo. No crear rutinas con horas determinadas.

-A sus trabajadores, incluso a familiares, advertir que no ofrezcan información personal como lugar de contacto, horario de llegada o número de teléfono.

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