No han dormido. Sus rostros reflejan angustias y trasnochos. Sus ojos están hinchados de llorar, pero intacta la fe en cada una de ellas. Están firmes convencidas y esperanzadas de que podrán abrazar a sus muchachos. Son las madres y esposas de Mervin Yamarte, Ringo Rincón, Edward Hernández y Andy Perozo, cuatro hijos del humilde y hospitalario sector de Los Pescadores, al norte de Maracaibo cuyo único pecado fue buscar un ‘sueño americano’ a base de trabajo y esfuerzo en un país supuestamente santuario como Estados Unidos. Esta es su conmovedora y difícil situación.
Recibieron al equipo de NAM en casa de Meche (Mercedes) Yamarte, la mamá de Mervin Yamarte. Nos contaron sobre sus familiares, nos hablaron de cómo vivían, de todo lo que hacían y lo duro que les ha tocado abrirse camino en condiciones de pobreza, de pocas oportunidades, de una carestía que los arropa y una troja inalcanzable y de las motivaciones que los llevó, con expectativas, pero con el corazón en la mano a cruzar la desafiante selva del Darién y transtiar todo centroamérica para llegar a Texas, donde comenzaron a trabajar en lo que conseguían para vivir y para enviar algo para Maracaibo, para ayudar a sus familias.
Al llegar donde ‘Meche’, ahí estaban todas y todos juntos, primas, cuñadas, vecinas, vecinos, compañeros de equipos de fútbol, de softbol, sobrinos apoyándose, dándose ánimo y juntando fuerzas para emprender ahora la titánica tarea de regresarlos a su tierra sanos y salvos, así nos recibieron, con la calidez, la bondad, la afectuosidad que caracteriza a los humildes y comenzamos a conversar mientras un delicado aroma a café recién colado manaba de la concina de ‘Meche’ endulzando el ambiente que de cuando en cuando ahoga la respiración de las angustiadas parientes.
Elkia Palencia, mamá de Andy Javier Perozo (27): «Un delincuente jamás saldría en carrito a vender panela al centro para alimentar a sus hijos y ayudarnos a todos»
«Andy tiene cinco hijos, se fue a Bogotá (Colombia) por tiempos de la pandemia, con las dificultades de no poder conseguir algo estable aquí en su tierra, no le fue muy bien en Bogotá y regresó a su casa y se puso a vender panela y saía de aquí hasta el centro a vender sus panelas».
«Mi esposo está imposibilitado por problemas con la columna y a veces puede y a veces no puede trabajar, así que a él le tocó, es más, Andy Javier trabaja desde los 16 años, porque él se hizo papá a los 16 años y desde entonces Andy no ha heho sino trabajar para sus hijos y para nosotros».
«Andy laboró aquí en varios restaurantes, queseras y panaderías siendo menor de edad, le conseguimos sus permisos para poderlo emplear ¿Qué delincuente tramita un permiso laboral siendo menor de edad?».
«Con 16 años, Andy, a punta de trabajo, nos ayudó a todos; a su hermana que estaba en el liceo y todos nosotros, nos daba comida cuando trabajaba de empacador ¿A qué delincuente menor de edad emplea un supermercado a trabajar de empacador?»
«Cuando Andy no estaba trabajando, hacía deportes, jugaba en la cancha con sus vecinos, que todos aquí pueden dar fe y testimonio de ello».
Yarelys Herrera, madre Edward josé Hernández Herrera (24): «Buen padre, buen hijo, buen hermano, deportista, trabajador y honrado ¿Cómo envían a alguien así a una cárcel de extrema seguridad?»
«¿Edwdar? deportista desde pequeño y está en un equipo de fútbol, es buen deportista, buen padre, buen hijo, buen hermano, tabajador, luchador y tiene unos sentimientos impresionantes, hermosísimos, se gana a cualquiera con su carisma, no es problemático, no es mala conducta y mucho menos delincuente, puedo dar fe de eso y no es por que sea su madre, toda la comunidad te lo puede confirmar».
«Decide irse en busca de mejores condiciones para su hija. Atravesó el Darién y fue muy duro. Cuando llegó a Texas no fue fácil, porque hay unos trámites burocráticos que ellos deben sacar, permisos de trabajo y de estadía y con o poco que logró hacer me enviaba a mí y a su hija, con mucho sacrificio, con trabajo duro. Mire, los delincuentes no trabajan, ellos simplemente roban, atracan, consiguen dinero fácil, estos muchachos, todos ellos fueron para allá a reventarse el lomo trabajando».
Rosliany Camaño, esposa de Ringo Rincón (39): «Llevó años trabajando en Directv y luego Simple TV y en Estados Unidos trabajó en Waltmar y como repartidor de ropa, sin antecedente alguno»
«Ringo está detenido injustamente, porque mi esposo jamás ha tenido nada que ver con bandas ni con delincuentes. Tiene a su mamá muy enferma, ella está aislada, la tenemos aislada de todo esto, ella no sabe que su hijo está preso en El Salvador, porque como se entere de eso ella se muere. La estamos protegiendo, es una angustia diaria, una zozobra».
«Tiene tres hijos, una conmigo y a mí me enamoró de él fue su personalidad, porque es pacífico, es amoroso, es buen padre, buen esposo, trabajador, responsable. Bueno, él trabajo años en Directv como técnico y luego fue asimilado por Simple TV, cuando la televisió por suscripción se puso difícil, él decidió tomar la oportunidad de irse para probar suerte y poder enviarme dinero para mí y para mi hija, pero, la deuda que teníamos con el embarazo lo animó a irse».
«En Estados Unidos lo emplearon en una empresa de taquería, pero, era un trabajo muy duro para él y consiguió emplearse en la cadena Waltmar como delivery, luego quedó sin trabajo como tres meses, pero él se apoyaba con los otros muchachos, porque ellos cuatro fueron inseparables y se apoyaron mucho estando allá».
Yainnely Parra, esposa de Mervin Yamarte (29): «Deportista, padre de familia y muy laborioso y completamente ajeno al Tren de Aragua, lo único que sabe es trabajar duro por los suyos»
«Les pido al presidente, al ministro, al desfensor, a cualquiera de los funcionarios, al canciller, al fiscal, ayúdennos, pedimos justicia para Mervin y para todos los demás, porque son tratados como algo que no son, ellos no son ni violentos ni malandros ni delincuentes, solo emigró para enviarme recursos para arreglar mi casa que estaba bastante en malas condiciones y gracias a lo poco que él me envió pude arreglar mi casa».
«Mi esposo es inocente de todos esos señalamientos, no pertenece a ninguna banda y mucho menos al Tren de Aragua».
«Equipos deportivos solidarios»
La conversación con estas luchadoras mujeres se vio interrumpida cuando a la casa de «Meche» llegaron unos muchachos uniformados, unos portando casaca de fútbol y otros uniforme de softbol. Son los compañeros de Mervin Yamarte y Edward Hernandez.
Su coach en sosftbol, el profesor FULANO DE TAL, instructor de fúbol y softbol en el barrio, alabó a su muchacho, miembro de sus dos equipos y gran persona, tal como lo definió:
Álvaro Caballero, DT Manchester FC (Los Pescadores) equipo para el cual juega Mervin Yamarte: «Lo conozco desde niñito y doy fe de su honestidad y su proba conducta»
«Lo estoy esperando para seguir jugando fúbol y softbol. Vamos a quedar campeones, porque, él es muy buen jugador, lo conozco desde carajito, desde bien niñito jugaba conmigo, y puedo meter las manos en el fuego por él ante cualquier tribunal, lo conozco, lo he tratado de toda la vida y aquí le tengo su camisa, para que cuando venga, se incorpore al equipo».
«Jamás ha tenido antecedentes de ninguna clase, es un hombre trabajador, buen muchacho, porque fue bien criado, criado con trabajo, con el valor del trabajo y de la responsabilidad».
¿Dónde esta el respeto a la vida y al ser humano?
Todas estas humildes mujeres y estos hombres de familia aseguran que ninguno de estos cuatro zulianos apresados en el CECOT (Centro Contra el Terrorismo) de El Salvador, son personas sanas, de proba conducta y sin antecedentes penales que les vinculen al delinto y mucho menos a una organización criminal como el Tren de Aragua, sin embargo, fueron metidos en el mismo saco donde meten a los peores delincuentes y de ello asalta una reflexión ¿Dónde quedó el debido proceso? ¿Sin antecedentes penales ni vínculos con nexos criminales, cómo es que los envían a una prisión de extrema seguridad?
¿Es ese el objetivo de una prisión?
Dentro de la acepción más elemental de su concepto y enmarcado en el valor ‘interés humano’ una prisión se define como un espacio para proteger a la sociedad de elementos que han incurrido en delitos y a su vez, reeducar a los sentenciados para reinsertarlos en la sociedad como personas renovadas con base a valores sociales. Y entonces:
¿Es lo que hacen en el CECOT?
¿Respetan el valor ‘interés humano’?
¿Es reeducar para la reinserción social del convicto lo que hacen con los reclusos en el CECOT?
¿Es acaso el CECOT un lugar digno de mostraro con orgullo, donde se humilla y se expone al escarnio público a delincuentes e inocentes de la misma manera?
¿Cómo admiten a personas a las cuales no se les ha encontrado pruebas de sus nexos con la delincuencia de alta peligrosidad en un centro de extrema seguridad como el CECOT?
¿Qué viene ahora?
Estas mujeres, aseguran que sus muchachos no son delincuentes, no están para nada asociados al Tren de Aragua ni a ningúna organización criminal y «no pueden llevarlos a una celda de máxima seguridad y tratarlos con humillación, denigrándolos como seres humanos y tratándoles de iguales a los delincuentes por el simple hecho de haber tomado la temeraria y valiente decisión de buscar el sustento en un país que se supone tiene ciudades santuario, como lo es Estados Unidos».
Ellas y sus familiares viajarán a Caracas esta misma tarde o tal vez mañana. Solicitaron una audiencia con las autoridades venezolanas y van para allá a demontar la tesis de que sus muchachos son delincuentes y a abogar por que los devuelvan sanos y salvos a Maracaibo.
La ‘pesadilla americana’ en la que se transformó esta historia de migración venezolana, estas madres aspiran a convertirla en el ‘gran sueño marabino’ que no es otro que el de poder reencontrarse y abrasarse con sus hijos cuando se «se haga justicia con nuestros hijos»y no los devuelvan vivos y sanos».
NAM/Yailyn Godoy/Ernesto Ríos Blanco
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