Tras un período en el que la administración de Nicolás Maduro tuvo éxito en su intento de aumentar el uso del bolívar en los pagos al comercio el dólar comienza a recuperar el terreno perdido en medio de un agudo rebrote de la inflación.
El estudio de dolarización de Ecoanalítica precisa que entre marzo de 2021 y noviembre de 2022 el uso del dólar en las transacciones comerciales cayó desde 67% hasta 46%, pero en mayo de este año se elevó hasta 52,7%.
El repliegue del dólar ocurrió gracias a un período de medidas expresas para desalentar su uso como el impuesto de 3% a los pagos en divisas en efectivo en una gran cantidad de comercios denominados contribuyentes especiales (IGTF).
Además, el gobierno mantiene una serie de restricciones al uso del dólar a través de los bancos, como la prohibición de los créditos en divisas y el bloqueo a las transferencias en dólares de un banco a otro.
“El elemento central del uso del dólar sigue siendo la inflación. La aceleración inflacionaria entre el año pasado y este es un factor clave en el regreso a un mayor uso de los pagos en dólares. La aceleración de la inflación es un indicador para los agentes económicos de la mayor pérdida de confianza en el bolívar”, dice Asdrúbal Oliveros director de Ecoanalítica.
En los primeros seis meses de este año la inflación, de acuerdo a las estadísticas del Banco Central, acumuló un salto de 108%, cifra que representa una aceleración relevante respecto al 38% acumulado en el mismo período del año pasado.
La penetración
“Los pagos en dólares cobraron relevancia en las operaciones domésticas abarcando en promedio más de la mitad de las transacciones registradas en el país el pasado mayo, siendo realizadas en su mayoría mediante dólares en efectivo”, dice el estudio de Ecoanalítica.
En el uso del dólar existe una gran diferencia entre ciudades. En Mérida el billete verdinegro se emplea en 30% de las transacciones comerciales, en Maracay 39,8%, Barquisimeto 41,7%, Valencia 43,7%, Caracas 49,9%, Maracaibo 59,8%, Lecherías 70,6% y Nueva Esparta 71,3%.
En San Cristóbal el estudio no mide el uso del dólar sino el significativo impacto del peso colombiano que está presente en 87% de las transacciones comerciales. Esta es la ciudad donde menos se utiliza el bolívar.
Al evaluar en qué tipo de transacciones se emplea el dólar el estudio indica que las principales categorías son el pago de electrodomésticos con 87%, productos electrónicos 81%, repuestos 71%, ropa y calzado 64%, alimentos 51%, productos de cuidado personal 46% y servicios de salud 41,6%.
Un aspecto relevante es que el 70% de los pagos en dólares en el comercio se realizan con dólares en efectivo.
La enfermedad
La aceleración de la inflación ocurre en un entorno en el que el gobierno ha tenido una caída en los ingresos, gracias a las irregularidades en el cobro de las exportaciones del petróleo, al poco incremento de la producción y a un menor precio del barril.
Para cubrir parte del gasto, la administración de Nicolás Maduro recurre al Banco Central, que crea dinero para financiar a Pdvsa, la empresa petrolera del Estado.
Una vez este dinero ingresa a la economía a través de las distintas tuberías del gobierno genera presión inflacionaria porque se traduce en más bolívares detrás de pocos productos o una demanda de dólares que propicia la depreciación de la moneda.
Las estadísticas del Banco Central indican que en los primeros seis meses de este año la cantidad de bolívares en la economía se duplicó gracias al financiamiento del Banco Central al gobierno.
El dinero requiere confianza en el gobierno y las instituciones que lo respaldan y, en Venezuela, la fe en la moneda está rota. Tras la constante pérdida de capacidad de compra del bolívar, las empresas y las familias buscan deshacerse de él lo antes posible comprando dólares o cualquier cosa.
“La principal causa de la inflación es la pérdida de confianza en el bolívar, eso hace que cualquier aumento adicional de la oferta monetaria presione al alza los precios. El Gobierno ha tenido una merma en los ingresos y esto ha hecho que tenga que recurrir en mayor medida al financiamiento monetario” dice Asdrúbal Oliveros.
Otro aspecto a tomar en cuenta es que la demanda de divisas catapulta el precio del dólar y este incremento se transfiere automáticamente a los precios. En los últimos doce meses la cotización del dólar en el mercado oficial aumento 415%, un dato que reafirma el descalabro de la moneda.
“La capacidad de poder sostener la tasa de cambio se ha visto limitada, se está permitiendo un deslizamiento de la tasa de cambio y esos factores contribuyen a acelerar la inflación”, resume Asdrúbal Oliveros.
Los trabajadores
La presión en el mercado cambiario podría ser mayor pero para dosificarla el gobierno recurre principalmente a dos medidas que tienen un alto costo en materia de crecimiento de la economía y el bienestar de las familias.
La primera es restringir el crédito obligando a la banca a engavetar más de dos tercios del dinero que gestiona. Esto se traduce en que la gran mayoría de las pequeñas y medianas empresas tienen que sobrevivir con mínimo financiamiento.
Al mismo tiempo el gobierno recorta el gasto, pero concentrándose en la remuneración de los trabajadores públicos. Básicamente ha mantenido inalterable el salario mínimo, que es la base de cálculo para beneficios como el bono vacacional.
La consultora Síntesis Financiera deja en claro el efecto y explica cómo opera el mecanismo: “Es imprescindible recordar por qué el gobierno asumió el costo político de no aumentar el salario mínimo en mayo”. También, calcula el impacto en el bono vacacional pagado a los trabajadores de la educación pública la semana pasada.
“De haberse producido un aumento del salario mínimo a 30 dólares mensuales, el desembolso por dicho bono habría sido de 12 millardos de bolívares en lugar de los tres millardos de bolívares” que canceló el gobierno la semana pasada, precisa Síntesis Financiera.
Más dinero
En un intento por aumentar la caja del gobierno el Seniat, el organismo encargado de recaudar impuestos, se dispone a endurecer las condiciones para las importaciones a través de la modalidad de “puerta a puerta” que cuentan con condiciones bastante laxas que han permitido importaciones comerciales con una mínima carga tributaria.
Estas importaciones en casos como las autopartes han tenido un impacto relevante para las empresas que operan en el país, porque se han convertido en una competencia desleal que les resta mercado.
La consultora Dinámica indica en su último reporte que on esta misma orientación de generar ingresos de recaudación inmediata, «se viene avanzando en los ajustes de los precios de la energía: gas con fines industriales, gasoil y en materia de electricidad, se ensayan algunos incentivos para mejorar la recaudación del sector residencial”.
Asdrúbal Oliveros indica que el aumento de la carga tributaria en las importaciones “puerta a puerta” puede obligar a muchos actores que estaban usando esta modalidad a que tengan que utilizar vías formales de nacionalización, pagar los impuestos. Advierte que esto puede tener un impacto en la inflación.
“Estamos proyectando una aceleración de la inflación de cara al último trimestre y mantenemos nuestro estimado de 230% de inflación para este año, que para los estándares internacionales es un nivel bastante elevado”, explica Asdrúbal Oliveros.
El reporte de julio de Focus Economics, que agrupa las proyecciones de 19 bancos y consultoras como Oxford Economics, Dinámica y Julius Baer señala que el promedio de todas las estimaciones para la inflación de este año en Venezuela se ubica en 298%.
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