En el Municipio Lagunillas muchos han sido los personajes que dejaron sus huellas marcadas y se convirtieron en iconos de nuestra localidad. Uno de ellos es sin lugar a dudas el Maestro DAVID SCOTT, quién arribó a tierras zulianas en 1925, específicamente al Municipio Miranda, contratado por la Northon Grifft, para construir el Ferrocarril entre Mene Mauroa y Los Puertos de Altagracia.
Una vez, culminada la obra, cinco meses después, se traslada hasta Lagunillas para enganchar con la Venezuelan Oil Concessions Ltd. (V.O.C.) en el departamento de Ingeniería de Construcción, donde permanecería hasta 1929.
Al observar la necesidad educativa en la zona, decide a mediados de 1932, fundar en Lagunillas, la Escuela Privada Evangélica. Según relato del maestro David Scott su primer alumno fue Pablo Bravo. Al morir Juan Vicente Gómez en diciembre de 1935, la escuela contaba con una matricula de casi cien estudiantes y se impartían clases hasta cuarto grado. Quienes le conocieron describen al maestro David Scott como una persona cariñosa, en cuyo rostro negro las pestañas y cabellera de canas blancas, daban la impresión de estar cubierto por fino algodón. Con bondad y dulzura trataba a sus educandos.
Después del incendio de Lagunillas de Agua se traslado hacia Ciudad Ojeda. Pero el joven poblado todavía estaba desolado, por lo que volvió a Lagunillas, propiamente a Altagracia, en 1942.
Una década más tarde, regresa a Ojeda donde siguió enseñando con altivez y dignidad en la Escuela Bethel, situada en la Calle Chile.
Su labor educativa se extendió por todo el Municipio, en compañía de su fiel amigo “el Padre Olivares”, en las Morochas, funda la Escuela Andrés Bello. También gestionada la creación del Instituto San José por las Hermanas Dominicas Venezolanas, en Lagunillas, detrás del viejo Hospital de la VOC. Fue también cofundador de la Escuela Grupo Escolar Ciudad Ojeda, y el Liceo Nacional “Dr. Raul Cuenca”
“El Maestro” David Scott, tuvo la distinción ser una persona de gran trayectoria de lucha social, con ética profesional, de buen corazón, con la dedicación exclusiva de ayudar a los más necesitados, en especial a los niños y niñas, a través de la educación. Su labor fue tan fructífera que en reconocimiento a ella, el Ayuntamiento Local determino que su nombre titulara la Biblioteca Municipal.