Con el anuncio del regreso a clases presenciales para el próximo 15 de septiembre, las familias se enfrentan a un reto económico: El alto costo de la canasta escolar, que supera los $100 y contrasta drásticamente con los ingresos promedio de la población. Un simple recorrido por los comercios de la localidad evidencia la brecha entre los precios de útiles y uniformes y el poder adquisitivo.
La adquisición de la lista de útiles y el uniforme escolar para un solo estudiante de primaria puede superar los 80 dólares, sin incluir los libros de texto, que a menudo son difíciles de conseguir o extremadamente costosos. Para un estudiante de bachillerato, el gasto se incrementa considerablemente, superando fácilmente los 100 dólares debido a la necesidad de materiales más especializados como calculadoras científicas y libros de texto más caros.
Útiles básicos: Una lista que incluye cuadernos, lápices, colores, pegamento y tijeras y papelería, puede ascender a un mínimo de $25. Un morral, pieza fundamental del equipamiento escolar, se cotiza entre $15 y $30, dependiendo de la calidad y la marca.
Uniformes: Los precios de las prendas escolares también representan un golpe al bolsillo. Una chemise puede costar entre $5 y $10, mientras que un pantalón o una falda escolar se ubican entre $8 y $15. El calzado, otro artículo indispensable, tiene un precio promedio que oscila entre los $15 y $20.
Ante este panorama, los padres y representantes han implementado diversas estrategias para poder hacer frente a los gastos. Muchos optan por reutilizar uniformes y útiles del año anterior, reparando y remendando lo que sea posible. Otros, buscan desesperadamente ofertas en comercios menos formales o ferias escolares, donde los precios pueden ser ligeramente más accesibles, aunque la calidad no siempre sea la misma. En otros casos algunos buscan comprar a crédito a través de aplicaciones como Cashea, aunque puedan gastar incluso el doble.
La situación económica ha obligado a muchas familias a priorizar la compra de lo estrictamente necesario, dejando a un lado artículos que no son de primera necesidad inmediata. «Solo compramos lo básico para empezar, porque no nos alcanza para todo», son solo algunos de los comentarios de madres, mientras comparaban precios en una tienda del centro. «Es un estrés constante, hay que ver en qué se puede ahorrar».
Este gasto contrasta con el salario mínimo en Venezuela, que se mantiene en Bs. 130 (aproximadamente $3,5 al tipo de cambio oficial del BCV), y los ingresos promedio del sector público, lo que obliga a la mayoría de las familias a depender de trabajos adicionales, remesas o bonos gubernamentales para cubrir el gasto escolar.
El regreso a clases, que debería ser un motivo de alegría y entusiasmo, se ha convertido en un reflejo de la crisis económica que atraviesa el país. La realidad del alto costo de los útiles y uniformes se presenta como una barrera que muchas familias, en todo el país, deben superar con gran sacrificio para garantizar el derecho a la educación de sus hijos.
Reportaje especial realizado por:
Elianis Mosquera
C.N.P 26.415