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viernes, 22 de noviembre del 2024
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La salud gratuita desapareció en Venezuela

Desde hace unos años a la actualidad la escasez de insumos ha hecho que los pacientes que optan a una consulta o cirugía –tanto electiva como de emergencia- deban adquirir en bolívares o dólares cada uno de los requerimientos para el proceso, así como traerlos de otros países como Colombia, debido a la extinción de los anaqueles de materiales en el país.

Pero la escasez de insumos no es solo la problemática, pues también se suma otra variante como lo es la migración galena, ya que en los centros hospitalarios es poco el personal para atender la demanda, y es que en el último año fueron 9 mil los médicos venezolanos que pidieron en Chile ejercer de forma legal. El pasado 10 de julio del 2019 la cifra se ubicó en 2 mil 700 los profesionales de la salud nacionales que presentaron el primer Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina de Chile (Eunacom). Las colas en los consulados siguen; la mayoría son de batas blancas, y en los hospitales la enfermedad no espera.

El precio de la salud

Alcohol, yelcos, soluciones y hasta los anestésicos son parte de los requerimientos que un paciente venezolano debe conseguir para poder optar a una intervención quirúrgica en el país de la extinta salud gratuita. Cada uno debe recorrer las farmacias en búsqueda de sus insumos, comparar precios en bolívares y dólares es la tarea, y junto a ella una bofetada de realidad que duele, no solo en la preocupación, sino en el trastocado bolsillo de quien padece la enfermedad.

Un kit de Laparotomía -esencial para preparar al paciente para la cirugía- tiene un costo de 675 mil bolívares, mientras que un kit de obstetricia está valorado en 455 mil bolívares.  A eso se le suma un elemento indispensable como lo es el Gerdex para esterilizar los instrumentos, el cual su presentación más pequeña tiene un costo de 150 mil aproximadamente y por lo general se necesitan 2 litros para la intervención. Las jeringas indispensables desde 20 mil bolívares, aunado a yelcos que pasan ese costo y hasta el alcohol que se ubica en un precio de 86 mil bolívares.

Algunos prefieren esperar cuando la patología no es grave, mientras otros deben conseguirlos a como dé lugar, pero no todos pueden pagarlo, así es el caso de Carlos Fernández, quien cuenta solo con sueldo mínimo y de él debe alimentar a su familia y comprar los insumos. La ayuda de los demás fue su primer alivio, antes de poder entrar a quirófano.

“Me ayudaron a publicar mi caso, y con eso mucha gente me ayudó (…) hubo gente a la que le quedaron insumos de otras operaciones y de a poquito a poquito se pudo. Tuve que prestar plata para completar. Lo más difícil son los anestésicos, tanto de conseguir como  comprarlos. Estoy esperando que me den fecha otra vez y que no se me vayan a vencer los exámenes del preoperatorio, porque cuando me los hice salió muy caro”, dijo Fernández.

Sin reactivos

La mayoría de los exámenes de seguimiento también desaparecieron de los centros hospitalarios y por ende los pacientes deben recurrir a las clínicas o laboratorios en función de poder llevar una referencia para un diagnóstico. Una hematología supera los 150 mil bolívares en el lugar más económico, mientras que una tomografía –de acuerdo a su categoría- supera los 100 dólares.

“Tuve que hacerlo en una centro de imágenes privado y pague 100 dólares por un Urotac, porque en el único hospital que lo estaban haciendo ya no sirve el tomógrafo. Brinqué y salté para podérmelo hacer. Así es la vida de un venezolano enfermo”, dijo Giovanni Vílchez.

La preocupación no solo recae en el paciente sino en los profesionales de la salud, quienes por tal motivo ven truncadas las atenciones en los hospitales. El pediatra José Valle, ha sido testigo del quebranto de la salud en el país y revela que con una emergencia recorre el hospital en el que labora de arriba abajo para conseguir siquiera un sedante. Asegura que el desespero se acentúa más, sobre todo cuando está en juego una vida.

 “Como personal de salud, la impotencia es mayor, a ver que se le tiene que solicitar, por ejemplo todos los insumos y medicamentos a un paciente que debe ser intervenido de manera electiva, porque simplemente no los hay en la institución, y de ser un paciente de bajos recursos, ¿cómo hace para conseguirlos? Muy difícilmente pueden llegar a reunirlos todos, solo le basta esperar a la buena de Dios o a un alma caritativa de las fundaciones sin fines de lucro, que aportan su granito de arena para ayudar al necesitado”, manifiesta Valle.

¿En bolívares o dólares?

La complejidad se hace presente al momento de necesitar la atención médica, pues cuando no hay cupo en un hospital o la enfermedad no puede esperar, una clínica es la primera opción, y con ella no solo tener una patología, sino una solvencia para poder ser atendido.

El derecho de admisión o la admisión a la emergencia es de aproximadamente 100 dólares, sin medicamentos ni evaluación médica. La evaluación de un internista o cirujano es de 100 dólares también, pero cuando el caso ya está identificado, por ejemplo una apendicitis, el costo de la intervención es de 1200 a 1500 dólares, sin contar los gastos de hospitalización.

Ayudas

Ante la escasez de insumos y crisis hospitalaria en Venezuela han surgido a través de las redes sociales el denominado “servicio público”, el cual va dirigido a la comunidad virtual con el propósito de propagar la historia clínica de algún paciente y que desconocidos –venezolanos en el exterior- se sumen a la causa para que el afectado puede recibir ayuda económica para costear los insumos o la donación de algunos de ellos. La situación ha beneficiado a muchos, pero no a todos.

Luis Fernando Herrera

Fotos: Luis Fernando Herrera / Cortesía

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