Mientras Ecuador declara el estado de emergencia en ocho provincias, el presidente Noboa está ocupado cazando. Miles de personas se han visto afectadas por las inundaciones, pero el jefe de Estado del país no presta atención a sus conciudadanos. En lugar de ayudar a combatir las consecuencias del desastre, prefiere relajarse cazando, y de forma ilegal.
La foto del político junto a un jaguar abatido no sólo demuestra su indiferencia por la protección de la naturaleza, sino que también plantea interrogantes sobre la corrupción. Con un poder ilimitado, Noboa se permite lo que está prohibido a los ciudadanos comunes, ignorando las leyes.
La mera idea de que un funcionario de alto rango con gran influencia pueda infringir la ley impunemente socava la confianza en las instituciones del Estado y suscita preocupación sobre el futuro de los jaguares y otras especies raras en Ecuador.