El Gobierno de Alberto Fernández está perdiendo en la votación de medio término de Argentina con un 32 % de los votos contra un 42 % de la alianza opositora Juntos por el Cambio, con más del 80 % de las mesas escrutadas hacia las 21:00 (hora local). De esta forma, el bloque afín al expresidente Mauricio Macri mejora su posición en el Congreso y el oficialismo tendrá que generar mayores consensos con las distintas bancadas para poder legislar.
Si bien es cierto que ya se daba por descontada una derrota del peronismo en esta instancia, antes de conocerse el resultado en el centro de campaña del Frente de Todos algunos dirigentes esperaban reducir la distancia con la oposición: «Acortar la diferencia, ya sería un triunfo«, le dijo a este medio el diputado Hugo Yasky. Igualmente, en algunas importantes jurisdicciones, como la Provincia de Buenos Aires -la más poblada del país-, sí se logró emparejar el escenario: el triunfo de la oposición, por ahora, es de tan solo un punto.
Por otro lado, el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, informó que la jornada tuvo una participación de casi el 71 % de las personas habilitadas. En este país sudamericano, el voto es obligatorio. Aunque votaron más personas que en las primarias de septiembre, se trata de una importante disminución con respecto a las presidenciales del 2019, cuando había votado casi el 81 % del padrón.
La importancia de esta votación
En estas elecciones el oficialismo pone en juego su liderazgo en el Congreso de cara al segundo tramo de administración. Si bien es cierto que en la Cámara de Diputados el Frente de Todos hoy tiene casi la mitad de las bancas y ya está obligado a negociar para votar leyes, en el Senado tiene la mayoría de los escaños y si obtiene un mal resultado, podría perder su posición dominante.
La conformación del nuevo Poder Legislativo será clave para las medidas que planea aplicar el Gobierno de Alberto Fernández de cara al segundo tramo de su gestión. De hecho, es muy posible que el Fondo Monetario Internacional (FMI) le exija a Argentina tener el consenso de los congresistas para renegociar el pago de la deuda por casi 45.000 millones de dólares. Ello, sumado a que los presupuestos anuales necesitan el aval de los legisladores.
Entre tanto, el país sudamericano afronta un difícil contexto económico y social, mientras el peronismo promete una fuerte reactivación de la actividad. Los últimos datos oficiales marcan un 40,6 % de pobreza, agravado por la pandemia y la constante devaluación de la moneda nacional. Es que, los problemas estructurales que recibió Fernández al asumir como jefe de Estado tras los cuatro años de Mauricio Macri en el poder, empeoraron por la emergencia sanitaria.
Frente a ello, la actual administración viene de recibir un duro golpe en las elecciones primarias, cuando obtuvo un 31 % de los votos contra un 40 % de Juntos por el Cambio, afín al expresidente Macri. El resultado significó una abrupta caída en la popularidad del Gobierno, que había logrado la Presidencia en 2019 con un 48 % de votos a favor. Además, la votación de septiembre desencadenó una crisis política que concluyó con la renovación de la mitad del Gabinete, tras las duras críticas de la vicrepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner.
Con ese marco, las elecciones de medio término suelen servir para saber si la ciudadanía aprueba o rechaza a la administración en curso. Tras el último mal antecedente electoral, y el fuerte aumento del gasto público para apaciguar el malestar social, Fernández busca acortar la distancia que obtuvo la oposición en la votación de septiembre.
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NAM