Iban de blanco, pero parecían de luto. Los demócratas vivieron este martes el discurso del estado de la Unión proclamado por el presidente de EEUU, Donald Trump como si se tratara de un verdadero entierro. La euforia del año pasado fue reemplazada por la resaca de un caos electoral en los caucus de Iowa y por la certeza de que Trump será absuelto del impeachment en las próximas horas.
Los republicanos, por otro lado, llegaron a la cita con el estanque desbordado de gasolina. Con el desenfreno de una hinchada futbolera recibieron al mandatario entre gritos de “¡Cuatro años más! ¡Cuatro años más!” y aplausos que retumbaban en las paredes y en los tímpanos de los demócratas. La tensión era tan evidente que el discurso solo podía acabar de la manera en que lo hizo: con Nancy Pelosi, la tercera autoridad del país, rompiendo los cinco folios del mensaje, apenas lo acabó Trump.
Minutos antes, Trump dejó a Pelosi con la mano extendida al inicio del acto, al momento de presentar su memoria y cuenta.