Con información de Panampost
Así como Julio César decidió cruzar el río Rubicón en la noche del 11 al 12 de enero del año 49 a.C. y con ello desafiar al tirano Pompeyo hasta conquistar la libertad, Juan Guaidó debe ir a por la conquista de su propio Rubicón.
Algunos puntos de la siguiente propuesta los escuchó el presidente de boca de Antonio Ledezma el 25 de enero, durante su reunión en Madrid, pero fue el embajador Diego Arria, en una conversación exclusiva con el PanAm Post, quien desveló los riesgos que estarían dispuestos a asumir para acompañar a Juan Guaidó en el tramo final de su lucha por la libertad.
La estrategia consiste en la creación de un momento político que detone la mayor rebelión popular en contra de la dictadura hasta la fecha. Se requiere la disposición de dos actores: Juan Guaidó con verdaderos aliados y la gente en las calles.
Sacar de nuevo a la ciudadanía a protestar no será tarea fácil si no se recupera la confianza traicionada en los diálogos del 2019 y el pacto de cohabitación del 30 de abril. Según Arria, la confianza puede recuperarse si se dan los pasos correctos.
La coyuntura óptima para construir este momento es una y parece inminente: el regreso de Juan Guaidó a Venezuela por el aeropuerto Internacional Simón Bolívar, en Maiquetía.
Junto a Juan Guaidó irían Diego Arria y Antonio Ledezma —ambos con orden de captura vigente—, expresidentes latinoamericanos, intelectuales, diplomáticos, activistas y periodistas internacionales. Todos en un solo avión, poniendo en riesgo su libertad, pero dando el paso final para ganar la batalla.
Todos los que acompañarían a Guaidó le habrán pedido una cosa a cambio de tomar el riesgo: que él asuma con absoluta autonomía su rol histórico y se separe de los partidos.
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