La inflación en Venezuela sigue perdiendo fuerza, pero su impacto, expansión y instalación en todos los órdenes del sistema económico nacional es tan fuerte, que cualquier variación a la baja no es perceptible en la realidad económica de los ciudadanos venezolanos, del sector comercial, de las empresas y todos los demás sectores de la vida nacional.
Aun así, el diputado e integrante de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, Ángel Alvarado, informó este lunes que inflación acumulada al cierre de 2019 se ubicó en 7 mil 374,4 %. Agregó que la inflación del mes de diciembre de 2019 fue de 33,1 %.
Hasta noviembre de 2019, la inflación acumulada de ese año llegó a 5.515%, pero en tan solo un mes se elevó a 7.374% producto del fuerte ciclo de devaluación que sufrió el país en el bolívar debido a la elevada emisión de moneda nacional y de petros por parte del Gobierno, lo cual presionó al alza el precio del dólar ante la tendencia colectiva de adquirir dólares para resguardar a los negocios, empresas y presupuestos familiares de la inflación en una época navideña de cierto repunte del consumo en el país.
“Este aumento de salario mínimo indica que Venezuela sigue sumergida en la miseria. Los venezolanos deberían ganar al menos 500 dólares”, dijo.
Insistió en que mientras no haya un cambio político el salario mínimo se mantendrá entre dos y tres dólares. Indicó que a final de 2019 los ciudadanos percibieron una especie de “normalidad y recuperación” que parecía que la economía estaba arrancando. Alvarado subrayó que los indicadores mostraron lo contrario.
Esa sensación de aparente recuperación se debió a un efecto burbuja causado por la expansión de la liquidez y las transacciones en dólares, lo cual movilizó muchos capitales y pagos en moneda estadounidense en diversos sectores de la economía nacional, pero también causó una concentración de la masa de dólares en solo un 15% a 20% de la población con nivel de consumo, pues aumentó la desigualdad frente al 80% de los venezolanos que tratan de sobrevivir con bolívares.
Enfatizó que la economía no se recuperará hasta que existan reglas claras. Alvarado señaló que hubo un incremento por rubros: Alimentos y bebidas, 45,5%, vestimenta y calzado 39,0%, hoteles y servicios 60,2% % bienes y servicios diversos 62,8% .
“La inflación ha generado algo negativo: la exclusión”, dijo Alvarado para señalar que en el país un pequeño segmento de la población realiza pagos en divisas y la mayoría en bolívares, la devaluada moneda nacional.
Ese fenómeno posiciona a Venezuela como uno de los países más desiguales de Latinoamérica y del mundo. Asimismo, el efecto generado por la lenta velocidad con la cual el bolívar se devalúa frente al dólar en comparación con el aumento de la inflación, que ha abaratado las importaciones y encarecido la producción nacional, genera la proliferación de los llamados bodegones, que son negocios de venta de productos importados de alto costo, especialmente provenientes de Estados Unidos.
En 2017, la inflación se ubicó en 2 millones por ciento. Hoy registra un nivel de 13.000%, y aunque bajó considerablemente, la hiperinflación ganó fuerza nuevamente por la misma devaluación acelerada y no ha cesado, razón por la cual la población venezolana no percibe la diferencia entre la tasa de inflación que había en 2017 y la que se registra actualmente.
En diciembre, la inflación se ubicó en 33%, mientras que en noviembre estaba en 35%. Y a pesar de que hubo una baja de 2% en un mes, la inflación general subió 2.000% debido al efecto de la devaluación causada por la combinación bolívar, petro y dólar en todo el mes de diciembre, que terminó de profundizar la distorsión monetaria de la economía venezolana.