La retrógrada adquisición de estas unidades persigue el control social. Con ellas al gobierno se le hará más fácil sectorizar el envío del líquido.
Lo que Nicolás Maduro gastó para adquirir camiones cisternas era suficiente para reparar algunos de los sistemas de bombeo de agua por tubería más importantes del país. Así lo aseguró el exvicepresidente de operaciones de Hidrocapital, Norberto Bousson.
En días pasados se anunció la llegada al país de 252 «supercisternas» mediante un convenio con China. El objetivo es abastecer de agua a los venezolanos y paliar la crisis en el suministro en 188 municipios del país.
Para Noberto Bousson, la retrógrada adquisición de estas unidades persigue el control social. Señaló que con ellas al gobierno se le hará más fácil sectorizar el envío del líquido.
Según el experto en la materia la adquisición de cisternas es otra herramienta de control a la población: a quién le puede enviar agua, a quién le quiere enviar agua y a quién no, según la conveniencia partidista
“Todos esos camiones cisternas que trajeron no dan para surtir de agua a los hospitales de la región capital. Entonces, eso es una forma también de saber cómo controlar a la población: a quién le puedo enviar agua, a quién le quiero enviar agua y a quién no”, dijo el experto durante un forochat.
Aseveró que emplear cisternas es un mecanismo más caro que enviar agua por tuberías, por ello, se crean los sistemas de acueductos. Para el exvicepresidente de operaciones de Hidrocapital estos camiones ayuda muy poco en la crisis que vive la ciudadanía por la ineficiencia del servicio de agua que se agudizó en las narices del régimen de Nicolás Maduro.
Detalló que 25 cisternas equivalen a abrir un pozo de agua, por lo que por mil cisternas habrían haber alcanzado 40 pozos. Burocracia en pasta.
Sobre el tiempo de recuperación de las empresas de servicios, dijo que en seis meses podrían mejorar la calidad si hacen las cosas bien y trabajan en mejorar; en dos años se lograría una recuperación primaria y en cinco años se revierte es estado al punto en el que estaban antes de la crisis.
Señaló además que 80% de los ciudadanos califican como malos los servicios de agua, electricidad, gas y telecomunicaciones.
LV