La violencia psicológica es una de las más comunes en la relaciones de pareja, incluso existen casos en donde se hace silente e imperceptible, porque la mujer no se da cuenta que es víctima, tornándose “normal” para ella las palabras descalificativas que incluso puede tomarlas como actos insignificantes. El agresor ante cualquier reclamo por parte de la víctima, le hace creer mediante la manipulación que ella es merecedora y culpable de los improperios recibidos, generando sentimientos de culpa e inseguridad. Muchas mujeres no son conscientes del territorio violento que están pisando, ignorando las graves consecuencias para su integridad física, psicológica y emocional.
Se conocen diversos tipos de violencia psicológica, una muy común es “El tratamiento del silencio”, donde el agresor anula toda comunicación con la víctima, posterior a alguna discusión, cuando se opone a sus decisiones, cuando le lleva la contraria o simplemente por hacerle vivir malos ratos a la mujer. Cabe destacar, que no son actos aislados o derivados de alguna emoción ocasional que como seres humanos podemos tener, son estas conductas repetitivas, nocivas e intencionales por parte del agresor en contra de la víctima.
El tratamiento del silencio consiste en dejar de iniciar o responder a la comunicación con otra persona, habitualmente se ejerce de repente y siempre sin explicación. Es una forma de agresión emocional. En este tipo de conductas se utiliza el silencio como forma de impedir, intimidar e
incomodar a una persona, así como hacerla sentir que hace algo mal, cuando realmente no lo hace. Con esta conducta el agresor aunque no se comunica, manifiesta mediante su omisión “no me importas”, “no me interesas”, “te estoy castigando”, sin llegar a decirlo verbalmente.
Algunos ejemplos de esta conducta agresiva y manipuladora son: Respuestas monosílabas sin mayor explicación, ignorar a la persona que está hablando, no prestar atención a las necesidades básicas de la mujer, responderle a los demás pero no a la persona ignorada, demorar alguna respuesta en días, semanas y hasta meses. El agresor puede hacer comida, servirse y dejar por fuera a la víctima, no responder el saludo, no prestar socorro a la mujer ante alguna dificultad, entre otras. En estos ejemplos se puede observar una muestra clara de exclusión.
El agresor a través de “El tratamiento del silencio”, castiga con el silencio a la mujer, no se comunica con ella de ninguna forma, hasta el punto de no auxiliarla en las necesidades básicas. La mujer, mientras dura la indiferencia del agresor vive en un ambiente tenso y toxico en donde ella no entiende, el porqué de la actitud del hombre, podemos ver en estos casos que el agresor crea una esfera de apatía hacia su pareja, buscando que ella le pida disculpas, lo busque o le dé la razón, logrando su objetivo de sembrar en la victima sentimientos de culpabilidad y sumisión que puede causar en la mujer baja autoestima, sentimientos de culpa, tristeza o exclusión, ansiedad, depresión, entre otros.
Si eres víctima de este tipo de situación, primero debes estar consciente de que no mereces ser maltratada por ningún concepto y bajo ninguna justificación, debes pensar en ti y entender que es mejor cerrar el ciclo y terminar esa relación que no edifica sino que destruye.
Denunciar los hechos de cualquier tipo de agresión ante los cuerpos policiales o acudir al Ministerio Público, es tu deber.
Abg. Nilmary Boscan Maldonado