Actualmente el Zulia es el estado más afectado de toda Venezuela, producto de diversos problemas, entre ellos el racionamiento eléctrico, suministro de gasolina entre otros servicios públicos.
Hace poco fui de visita a un establecimiento comercial y en la cola para pagar, un cliente proveniente del Estado Trujillo, entre chiste y realidad decía que los Zulianos merecemos ir directo al cielo, por todos los padecimientos que vivimos a diario y que parece que a los gobernantes no les interesa resolver. Y aunque fue una conversación jocosa no se aleja de la precaria realidad del zuliano. Lo que se padece en el Zulia, no se vive en ninguna parte de Venezuela.
Ahora bien, existiendo tantos problemas donde las autoridades vivas del Estado, deberían abocarse para buscar una solución efectiva que mejore la calidad de vida de los Zulianos, es incomprensible que se tenga como prioridad, cambiarle el nombre a Ciudad Ojeda. Es una propuesta del gobierno municipal respaldada por el gobierno regional del Estado Zulia, cuyo fin es “el rescate de la identidad del pueblo”, a mi criterio son razones meramente políticas que en nada benefician a los Ciudadanos. El solo hecho de pensar en las consecuencias legales de cambiar el nombre a una Ciudad, involucra un enorme gasto que bien puede ser dirigido e invertido en otras aéreas de prioridad.
Ciudad Ojeda, es la tercera ciudad más grande del Estado Zulia y es conocida como la primera ciudad planificada de Venezuela. Tiene historia y es multicultural, es una tierra que ha albergado a muchos extranjeros, quienes sembraron sus frutos y vieron en ella un sitio para quedarse.
Cambiarle el nombre a Ciudad Ojeda, le arrebataría su gentilicio e identidad, además de ser una propuesta arbitraria e inconsulta que solo persigue fines políticos.
Ciudad Ojeda, adolece de muchos problemas que afectan el modo de vida del “citojense” y es allí en donde el gobierno debe enfocarse, para mejorar las condiciones de vida y buscar el progreso de la Ciudad, que no está en el cambio de nombre. Ciudad Ojeda, requiere de un gobierno eficiente que invierta en obras en pro del desarrollo del Municipio. Hay problemas con los servicios públicos básicos, racionamiento eléctrico, colas para el suministro de gasolina, escasez de agua, inseguridad, pobreza, niños desamparados durmiendo en la calle, en fin, hay tantas cosas que el gobierno puede hacer, para mejorar todas estas situaciones y tener una mejor Ciudad. El cambio del nombre no cambia las precarias condiciones en las que están sumergidos los citojenses.
Es necesario el pronunciamiento de toda la sociedad civil, comerciantes, amas de casa, gremios y todo aquel que se sienta afectado por esta propuesta infértil, que en nada beneficia a la población.
Nilmary Boscán/Abogada