La salud mental se refiere en principio al bienestar emocional, psicológico y social que influye sobre nuestras emociones, actitudes y comportamientos ante las situaciones que se presentan durante la vida. Involucra el manejo del estrés, las relaciones interpersonales y toma de decisiones.
“Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), desde el inicio de la pandemia hasta la actualidad, un 6,4% de la población ha acudido a un profesional de la salud mental por algún tipo de síntoma, siendo el mayor porcentaje un 43,7% por ansiedad y un 35,5% por depresión. Más del doble de las personas que han acudido a estos servicios de salud mental son mujeres. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) existen 400 tipos de trastornos mentales, que pueden afectar a jóvenes y adultos”.
En los últimos años, la salud mental ha adoptado visibilidad y ya no es un tabú aceptar el padecimiento de algún tipo de trastorno emocional, entendiendo que es una tema de salubridad que puede afectar la vulnerabilidad de cualquier ser humano y más aún si se ha expuesto a situaciones traumáticas, enfermedades, vivencias dolorosas, conflictos cotidianos, problemas económicos, familiares, pérdida de algún ser querido o estrés. En definitiva existen situaciones que pueden desencadenar en un trastorno psicológico, como la ansiedad o la depresión. Los problemas pueden agotar y abrumar la capacidad que tiene la persona de lidiar con ellos. La salud mental puede influir en la parte física, ocasionando enfermedades de tipo cardiacas, cerebrovasculares, entre otras.
En la vida se presentan experiencias que impactan significativamente la siquis de una persona, afectando sus emociones, pensamientos e influyendo en su actitud. Algunas reaccionan con resiliencia y otras se “tragan” los problemas o los van acumulando sin buscar ayuda. Imagínese que su mente es un globo vacío y el aire está representado por las dificultades, si el globo se llena sin control, inevitablemente va a reventar. Así funciona la mente, en este caso no explotamos, sino que “implotamos” (colapsar, derrumbarse, romperse, caerse o estallar hacia adentro y con violencia o de modo súbito). Este es un crudo ejemplo de lo que sucede con la mente si no dejamos salir toda perturbación, preocupación, pensamientos negativos, etc.
¿Cuándo debemos buscar ayuda profesional ante algún síntoma de trastorno emocional? Es recomendable acudir a terapia psicológica cuando existe un problema que supera las fuerzas que tienes en determinado momento para solucionarlo, que te impide vivir y experimentar bienestar y que por lo tanto te ocasiona malestar y sufrimiento. Por ejemplo: Una dificultad personal, como la ansiedad o malestar, una situación dolorosa, como una enfermedad, duelo, trauma o separación, dificultades relacionales, como problemas de pareja, problemas en la familia, o en el trabajo, o bien un deseo de cambio o de trabajo en sí mismo.
Nadie esta exento de padecer un trastorno emocional, la buena noticia es que existen herramientas que sirven de guía para superarlos, recuperar el bienestar y la calidad de vida. Ante cualquier signo de alarma lo primero es acudir al especialista quien va a determinar el tipo de trastorno y su raíz. También es recomendable hacer ejercicios, caminatas al aire libre, elegir buena compañía, practicar técnicas de respiración y relajación, escuchar música, bailar o simplemente dedique tiempo para sí mismo. De igual manera cultivar pensamientos positivos es una forma de sanar nuestra mente, así como también alejarse de la queja y buscar ocuparse ante las preocupaciones para tomar buenas decisiones. Por otro lado, el apoyo de la familia es fundamental para motivar a la persona a recuperar el control de su vida y ser una mejor versión, recordándole que el primer paso para sanar es querer hacerlo.
Como dice el refrán “Cada cabeza es un mundo” y ciertamente es así, actualmente hay millones de personas sufriendo trastornos emocionales. Vemos caras sonrientes, pero viviendo un verdadero calvario en su interior. De alguna u otra manera, todos enfrentamos alguna clase de problema. Estando en esta situación, todos sabemos la gran diferencia que se hace cuando alguien es amable con nosotros. ¿Por qué no hacer lo mismo por los demás? Cada día tenemos la oportunidad de hacer la diferencia e incluso de hacer sentir bien a quien la está pasando mal. Un gesto amable y amoroso puede salvar una vida.
Abg. Nilmary Boscan Maldonado