La política puede definirse desde diversos puntos de vista, como ciencia, se refiere al estudio del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados. Y como acción ciudadana, es la actividad de los que gobiernan o aspiran a gobernar los asuntos que afectan a la sociedad o a un país. En ambos casos hay un elemento en común que es la actuación a favor de la sociedad humana, en cuanto persigue en principio, el bienestar social al procurar soluciones efectivas que resuelvan los problemas que aquejan a la comunidad.
En este artículo me referiré al segundo escenario, es decir a aquella persona que decide y aspira ser político o tener un cargo político.
Señalar que alguien es político, puede generar en muchas personas desconfianza, entendiendo que tendemos a juzgar a “justos por pecadores” y es que la imagen del político ha sido desprestigiada por algunos, que solo les importa el poder que pueden obtener, se les infla el ego, olvidando por completo el bien común, servir a los demás con empatía, aprendiendo a conectar con la realidad de cada persona, incluso se vuelven indiferentes ante la necesidades que muchos padecen, suelen ser prepotentes mirando a los demás por encima del hombro, lamentablemente una persona con esas características no tiene el perfil para ser un verdadero político.
Querer llegar a ser un líder político, implica tener valores y principios que le permitan desenvolverse como una persona confiable, justa, sin medias tintas, coherente con sus palabras y hechos. Los ciudadanos están cansados de escuchar largos discursos, donde solo se alza la voz y se prometen castillos que nunca llegan a construirse. El político tiene a su favor el don de la palabra, pero a la vez es un arma de doble filo si no es sincera y verdadera, puede generar esperanzas en las personas, pero a la vez puede decepcionar si no cumple.
El político debe estar de la mano con la gente y no por encima, sintiéndose el todopoderoso, maltratando y atropellando a todo aquel que piense diferente. Un verdadero líder, es capaz de reunirse respetuosamente con su contrincante siempre y cuando sea a favor de la sociedad, no se trata solo del partido al cual pertenece, primero es el país y las necesidades de su gente. Quien desee hacer carrera política debe aprender que la humildad lo acerca de una manera increíble hacia los demás, debe tener empatía hacia el otro, sintiéndose en el compromiso de coadyuvar los problemas que sufre la gente, priorizarizando la atención a las comunidades más vulnerables, buscando soluciones, pero también enseñándoles a ser mejores ciudadanos mediante el estudio y el trabajo para que sean hombres y mujeres útiles para la sociedad.
El político debe tener vocación de servicio hacia el prójimo, no debe restar, debe estar dispuesto a sumar personas que estén dispuestas a trabajar en el desarrollo social y económico del país, sin divisiones, pues todo aquel que tenga buena voluntad debe ser bien recibido, por eso reza el refrán “en la unión esta la fuerza”.
Un líder político busca el beneficio de la comunidad teniendo la responsabilidad de encauzar adecuadamente el entusiasmo, las energías, el trabajo de un determinado conglomerado social, pequeño o grande, con la finalidad de alcanzar objetivos positivos para el colectivo, impulsando el respeto a las leyes, buscando el crecimiento y la calidad de vida de todos los ciudadanos. Debe ser un buen gerente para administrar correctamente los recursos, dando prioridad a la educación y la salud de todos los ciudadanos. El desarrollo de un país es imposible sin un pueblo educado y consciente de la importancia de su participación en la vida pública. Además, debe mostrar más hechos y menos fotos, esto lo hemos observado con las redes sociales, que son una gran herramienta, pero también es mal utilizada por muchos dirigentes de “teclas” que solo trabajan detrás de un computador o teléfono inteligente cuando no conocen las precariedades de su comunidad.
Quien desee hacer carrera política debe entender que lo primordial es el servicio a la gente con vocación, honestidad, respeto, responsabilidad y humildad para poder conectar con la gente de una manera especial. Los intereses personales deben quedar en un segundo plano. El verdadero político trabaja incansablemente por el bienestar del país y su gente, además sin duda alguna es ley de vida de que quien obra bien le va bien.-
Abg. Nilmary Boscan Maldonado