Al revisar los resultados del programa para la evaluación estudiantil de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), resulta preocupante, sin duda alguna. En este sentido, la enorme brecha entre las diferentes clases sociales demuestra la escasa uniformidad de las acciones educativas. Para 2018, era de esperarse que los efectos de la pandemia impactaran estos resultados. Sin embargo, al analizar los datos del informe PISA 2023, se aprecia cómo esta situación se acentúa, y los resultados son verdaderamente alarmantes.
El Informe PISA (por sus siglas en inglés: Programme for International Student Assessment) es un estudio llevado a cabo por la OCDE a nivel mundial que mide el rendimiento académico de los estudiantes en matemáticas, ciencias y lectura. Por ejemplo, un 75% de los estudiantes se encuentra por debajo del nivel básico de competencia en matemáticas, mientras que un 55% presenta dificultades en comprensión lectora. Lo anterior denota que los esfuerzos en la región han sido muy tímidos y lentos.
Estamos poniendo en riesgo el futuro que representan nuestros estudiantes al no elevar la preocupación por mejorar estos resultados. Es común en América Latina enfrentar problemas como la desigualdad, la pobreza, el desempleo, la deserción escolar y los bajos porcentajes de quienes logran finalizar sus estudios. Esta situación debe ser atacada de manera urgente. Basta ya de promesas electorales y de programas educativos atados al gobierno y no al Estado.
Por ello, expertos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) plantean varias recomendaciones:
- Unidad social entre el Estado y los ciudadanos para incorporar a las personas en las políticas.
- Superar la permanente precarización del salario de los docentes.
- Mejorar la infraestructura educativa.
- Actualizar los programas educativos.
- Incorporar tecnología digital.
- Unir esfuerzos en políticas sociales, económicas y educativas.
El atraso educativo limita las posibilidades reales de contar con una generación de relevo capaz de entender, actuar y enfrentar los retos de un mundo cada vez más exigente. No basta con propuestas modistas ni con iniciativas de partidos políticos. Es urgente desligar la partidización y fortalecer la acción del Estado. Las políticas deben formar parte de un proyecto nacional que se evalúe permanentemente. De lo contrario, si persisten estas debilidades, los países de la región no podrán incorporarse a caminos de recuperación de sus modelos educativos como motor principal de su crecimiento y desarrollo.
Jose Gregorio Figueroa.
@FigueroaZabala.