Comúnmente se está hablando que el Banco Central de Venezuela (BCV) está emitiendo dinero inorgánico y también se habla de la necesidad de ir ajustando periódicamente el salario.
Veamos en que consisten cada una de esas expresiones. El dinero inorgánico es el que es emitido sin un respaldo real de bienes y servicios, valga decir, se trata de un dinero cuyo valor es ficticio, ya que el dinero por sí solo no tiene ningún valor, solo es papel o un pedazo de metal que hemos convenido en llamar moneda.
El dinero verdadero es la representación de un valor creado en el proceso productivo y por la interacción oferta/demanda y que se utiliza como medio de intercambio. De manera que cuando una autoridad monetaria decide emitir dinero tiene que hacerlo en función de la dinámica económica de la nación, considerando el crecimiento del producto territorial bruto (PTB), las posibilidades de la expansión monetaria y el impacto en la demanda agregada; cuando se emite dinero inorgánico se obvian estos factores y se piensa principalmente en el incremento del gasto público y su influencia en la variación de la demanda agregada, esto con el fin de estimular la economía.
Pero la práctica ha demostrado que esto conduce al incremento de la inflación y de la hiperinflación. En lo atinente a los aumentos salariales, la constitución nacional vigente tiene consagrado una especie de indexación del salario mínimo al establecer en una parte del artículo 91 que el Estado garantizara a los trabajadores tanto del sector público y privado un salario mínimo vital que será ajustado cada año, tomando como una de las referencias el costo de la canasta básica.
Esta indexación es un proceso por medio del cual se ajustan periódicamente los salarios en función de la variación del índice general de precios. De acuerdo a lo anterior, si por ejemplo, el índice general de precios, ha aumentado en un 15% en un mes, al principio del mes siguiente todas las remuneraciones deberán ser aumentadas también en un 15%, esto aumenta los costos, lo cual hay que recargar al precio final.
Esto a la larga viene a producir una inflación que alcanza niveles de hiperinflación. En resumen, la inflación y la hiperinflación no se resuelven con la emisión de dinero inorgánico ni con la indexación salarial ni con el control de precios. Las formas según la mayoría de los economistas es resolverla con el aumento de la productividad, el estímulo a la competencia y la reducción del gasto público improductivo.
Individuo de número de la Academia de Ciencias Jurídicas del Estado Zulia.