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viernes, 25 de abril del 2025
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Un hombre en redes sociales asegura que haber visto al santo venezolano José Gregorio Hernández

El hecho ocurrió mientras un hombre, devoto del llamado «médico de los pobres», esperaba para ser operado a corazón abierto.

A través de las redes sociales se hizo viral una fotografía que mostraría una presunta aparición del doctor José Gregorio Hernández, el primer santo venezolano, en un Centro Médico ubicado en San Bernardino, Caracas, justo antes de una operación a corazón abierto.

El hecho ocurrió la mañana de este viernes cuando un paciente, devoto del beato desde su infancia, ingresó al hospital para ser intervenido quirúrgicamente.

De acuerdo a los testimonios compartidos por una usuaria en redes sociales, la esposa del paciente tomó una fotografía dentro de las instalaciones del hospital para compartir con su cuñada la ubicación y condición del hombre.

@gabo181015

🇻🇪 ¡MILAGRO EN CARACAS! 🙏 Hoy *2Abril2025*, en el **centro médico de Caracas (Venezuela)**, un paciente *devoto de José Gregorio Hernández* iba a ser operado *a corazón abierto*…*¡pero milagrosamente NO hizo falta!** ❤️✨ 📸 **La foto previa a la cirugía** reveló **una figura misteriosa junto al médico. ¿Fue él? ¡El Dr. de los Pobres lo protegió! 👇 ¿Tú crees en los milagros? 🔥 ¡COMENTA “AMÉN” si crees que José Gregorio sigue obrando! #MilagroVenezolano #FeQueSalva

♬ sonido original – Gabo

Quién lo descubrió

«La esposa del señor le manda una foto a su hermana para que supiera que ya estaba en el Centro Médico, que ya habían llegado. Y cuando la hermana recibe la foto, ella le vio algo extraño», indicó la usuaria.

Al hacer zoom en la imagen, la hermana del paciente afirma haber observado lo que parecería ser la silueta de José Gregorio Hernández.

«El paciente es muy devoto desde niño del doctor José Gregorio, entonces, me imagino que él vino a acompañarlo», concluyó.

Cómo eligen a un santo

Todos los cristianos están llamados a ser santos. Los santos son personas en el cielo (oficialmente canonizadas o no), que vivieron vidas heroicamente virtuosas, ofrecieron su vida por los demás o fueron martirizados por la fe, y que son dignos de imitación.

En los procedimientos oficiales de la Iglesia, la santidad consta de tres pasos: el candidato se convierte en «Venerable», luego en «Beato» y finalmente en «Santo«.

Venerable es el título otorgado a una persona fallecida reconocida formalmente por el Papa por haber vivido una vida heroicamente virtuosa u ofrecido su vida.

Para ser beatificado y reconocido como Beato, se requiere un milagro obtenido por la intercesión del candidato, además del reconocimiento de la virtud heroica o el ofrecimiento de su vida.

La canonización requiere un segundo milagro después de la beatificación. El Papa puede eximir estos requisitos. No se requiere un milagro antes de la beatificación de un mártir, pero sí antes de la canonización.

Lo que dice la historia

En los primeros cinco siglos de la Iglesia, el proceso para reconocer a un santo se basaba en la aclamación pública o la vox populi, vox Dei (voz del pueblo, voz de Dios).

No existía un proceso canónico formal según los estándares actuales. Desde el siglo VI hasta el siglo XII, se requería la intervención del obispo local para que alguien pudiera ser canonizado.

La intervención del obispo local solía comenzar con una solicitud de la comunidad local para que el obispo reconociera a alguien como santo.

Tras estudiar la solicitud y una biografía escrita, si la encontraba favorable, el obispo solía emitir un decreto que legitimaba el culto litúrgico y, por lo tanto, canonizaba a la persona.

A partir del siglo X, una causa procedía con los pasos habituales: se difundía la reputación de la persona, se solicitaba al obispo local su canonización y se escribía una biografía para su revisión.

Sin embargo, en la actualidad, el obispo recopilaba el testimonio de testigos presenciales de quienes conocían a la persona y habían presenciado milagros, y presentaba un resumen del caso al Papa para su aprobación.

Cómo lo hacían antes

El Papa revisaba la causa y, si la aprobaba, emitía un decreto que declaraba a la persona santo canonizado. El primer caso documentado de intervención papal se produjo el 31 de enero de 993, cuando el Papa Juan XV canonizó a San Ulrico.

Cuando el Papa Sixto V reorganizó la Curia Romana en 1588, fundó la Congregación para los Sagrados Ritos. Una de sus funciones era asistir al Papa en la revisión de las causas.

A excepción de algunos cambios canónicos, desde 1588 el proceso de canonización permaneció igual hasta 1917, cuando se promulgó un Código universal de Derecho Canónico.

El dato histórico

El código de 1917 contenía 145 cánones (cc. 1999-2144) sobre causas de canonización y ordenaba que se llevara a cabo un proceso episcopal y un proceso apostólico.

El proceso episcopal consistía en que el obispo local verificaba la reputación de la persona, se aseguraba de que existía una biografía, recogía el testimonio de testigos oculares y las obras escritas de la persona.

Todo esto se enviaba luego a la Congregación para los Sagrados Ritos. El proceso apostólico consistió en revisar la evidencia presentada, recopilar más evidencia, estudiar la causa, investigar cualquier supuesto milagro y, finalmente, remitir la causa al Papa para su aprobación.

Este proceso permaneció en vigor hasta 1983 con la promulgación del Código de Derecho Canónico de 1983 y las nuevas normas para las causas de canonización: Divinus Perfectionis Magister, Normae Servandae in Inquisitionibus ab Episcopis Faciendis in Causis Sanctorum y Sanctorum Mater (2007).

qpasa

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