La experta en derechos de los niños y adolescentes Gloria Perdomo denuncia que la violencia contra los menores en Venezuela “adquiere rasgos espeluznantes”
“Que un niño de 13 años, en el estado Nueva Esparta, se aventure de madrugada a pescar, que dejemos que sea el azar el que decida si ese día su familia come o no come, es una sentencia cruel e inhumana”.
La afirmación la hizo Gloria Perdomo, profesora de la Universidad de La Rioja y Coordinadora nacional del Observatorio Venezolano de Violencia, en una entrevista publicada en el portal de la OVV.
Lamentó que en Venezuela hay “niños condenados a trabajar, lanzados a la mendicidad, a sobrevivir bajo la ley del sálvese quien pueda”.
“¡Qué tremendas oportunidades podríamos tener, si hubiera voluntad política de declarar la protección, la educación y la salud de la niñez, como una prioridad!”, dice Perdomo, una mujer que ha dedicado toda su vida a crear institucionalidad que, en medio del abandono, promueva los derechos de los niños y adolescentes en el país.
La experta participó en la elaboración del estudio: “Violencia contra la niñez y la juventud en Venezuela” publicado por el observatorio, donde se reúnen los aportes de 24 especialistas en todo el país sobre la materia.
“Es una mirada amplia, incisiva y preocupada por un país que sólo ha visto el retroceso en los últimos 30 años. 2023 encuentra a la niñez y adolescencia, a la población más vulnerable, en el abandono y la inacción de las autoridades públicas; si alguna capacidad han mostrado ha sido la de lograr la destrucción, la parálisis de las pocas instituciones y medios de protección que con tantos esfuerzos y sueños fueron edificados por organizaciones sociales y algunas autoridades locales en épocas anteriores”, manifestó la profesora.
Rasgos espeluznantes
Perdomo sostiene que “la violencia contra la niñez y la adolescencia francamente adquiere rasgos espeluznantes, no creo que haya otro adjetivo. La agresión física, sexual y psicológica a la población tan vulnerable en Venezuela va en aumento sostenido. Estamos ante una situación inédita”.
“Yo le he dedicado toda mi vida a los programas sociales y a la protección de la niñez. Y nunca antes había visto una cuantía, un crecimiento de la violencia contra la niñez como en este momento. Me preocupan los casos tan graves”, agregó.
A su vez, denuncia “la saña con que los padres castigan a niños muy pequeños. Trato de razonar, pero no logro entenderlo. Te sorprende, te desconcierta, la crueldad, la cobardía, con que se actúa contra una criatura indefensa, incapaz de oponer resistencia. Te repito, esos casos sorprenden y uno no los había conocido antes”.
Aunque se diga que “se atribuye eso a la pandemia, al encierro de los adultos en sus casas, lo que pudo despertar los peores instintos y sentimientos de los seres humanos”, la especialista piensa que “hay que revisar el asunto, entendiendo las muy diversas razones que permiten explicar lo que está pasando. No hay una sola causa, son muchas causas. Entonces, no hay un solo tipo de violencia, ni un solo tipo de agresor, ni un solo contexto donde ocurre la agresión”.
¿Qué manifestaciones de esa violencia inédita podría mencionar?
Hay un caso de una niña adolescente, de 13 años, que se prostituye por un plato de sardinas. Es una situación inédita, porque esa madre, en un contexto de vida diferente, haría todo lo que estuviera a su alcance para evitar algo tan atroz.
De alguna manera cuestionaría la conducta de su hija, de alguna manera le reclamaría a quienes la prostituyen en el barrio o denunciaría ese hecho. Pero no es el caso. Dado que ella no la puede mantener, lo ve como algo natural. Mi muchacha me salió así y esa es la manera que tiene de resolverse.
Otros casos tienen que ver con la agresión sexual que sufren niñas adolescentes por parte de sus padrastros, por parte de otros sujetos, un tío u otro familiar, pero se quedan calladas, porque entienden que eso es así, eso es normal. ¿Qué hace diciendo o contando lo que le están haciendo? Ese es el hombre de la casa.
Eso cambia la percepción, el concepto, de lo que uno tenía de la maternidad. O cómo se concebía la relación de las madres para con los hijos.
Contra los más pequeños
Lo otro que Perdomo denuncia es el incremento de “los casos de niños muy pequeñitos que son víctimas de maltratos muy crueles. Un niño que se comió algo de la nevera desata la furia de un adulto y lo golpea. Otro caso tiene que ver con una agresión continuada, que no tiene que ver con disciplinar, sino porque el padrastro no tolera al niño, no le cae bien. Hay reiterados casos, durante los últimos años, en los que el niño muere a causa de la violencia”.
Violencia fuera del núcleo familiar
Para la entrevista, “la violencia estructural es una categoría señalada por los expertos y refiere a una situación desesperante o cuando no puedes garantizar la vida. Recientemente, la hemos visto en Venezuela. En este caso, las personas resultan afectadas por la ausencia de respuestas del sistema económico, social e institucional”.
Dice que “la violencia estructural, por ejemplo, la vimos en Caicara del Orinoco, donde un niño de 12 años murió por ingerir alimentos descompuestos en un basurero. Es una familia que reiteradamente come en un basurero, porque el padre no tiene trabajo. Ahí tendríamos que hacernos varias preguntas: ¿Dónde está el Estado? ¿Hay un programa de apoyo para ese padre, para esa familia en situación de pobreza extrema? Entonces, la muerte de ese niño ocurre no por casualidad, sino por la violencia estructural, que lo deja desprotegido, vulnerable”.
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