La imagen de esta abnegada mujer, captada en video manejando bicicleta por la avenida Libertador en Maracaibo a plena luz del día, cuando el sol desafía el humor de cualquier persona, se viralizó hace meses en las diferentes redes sociales, sensibilizando a miles de internautas que reaccionaron ante la energía que proyecta y el aleccionador mensaje que expresa en la publicación.
La maestra Erika González es un ejemplo de vocación que sin importar el clima que haya en la ciudad, el tráfico o los problemas personales que esté atravesando, sale todos los días a la calle para enfrentar la vida con determinación y mucha perseverancia, pues su profesión como docente en educación básica no la considera un trabajo sino un propósito otorgado por Dios.
La imagen de esta abnegada mujer, captada en video manejando bicicleta por la avenida Libertador en Maracaibo a plena luz del día, cuando el sol desafía el humor de cualquier persona, se viralizó hace meses en las diferentes redes sociales, sensibilizando a miles de internautas que reaccionaron ante la energía que proyecta y el aleccionador mensaje que expresa en la publicación.
«Esto no es un trabajo, es un propósito concedido por Dios. Yo nací con este don y por eso a los niños no los podemos abandonar, primero los niños. El mensaje que les puedo dar a las personas que se dedican a lo mismo que yo, es que sigan con este propósito porque es algo que Dios nos dio» manifestó sollozando Erika González en el material audiovisual que fue difundido en la Internet.
La maestra Erika solía recorrer a diario varios kilómetros desde su domicilio en la zona sur hasta una escuela ubicada en el este de la ciudad, donde llegaba en su cicla todos los días sin importar que estuviese lloviendo o a punto de darle una insolación. Sostiene que el simple hecho de llegar a su aula de clases para seguir formando a los hombres y mujeres del mañana, es su mayor inspiración.
Ahora llega más rápido a la escuela
Tras conocerse en Internet la historia de la maestra Erika González, otra educadora logró contactarla sorprendiéndola en su propio lugar de trabajo para regalarle una motocicleta. Con lágrimas en los ojos, Erika González agradeció el obsequio, manifestando que «Dios siempre ha sido bueno con ella». Ahora, la maestra llega más rápido a dar clases, con la misma entrega que la caracteriza.
Noticia al Día / Con información de Venezuelacerca
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