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sábado, 23 de noviembre del 2024
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Insight Crime: El Tren de Guayana avanza en los pueblos mineros del sur de Venezuela

El crecimiento del Tren de Guayana ha sido exponencial, y no solo en El Callao. En una visita a Guasipati, otro pueblo minero ubicado al sur de Bolívar, InSight Crime confirmó que la organización criminal ha expandido su radio de acción en ese poblado

Un informe publicado el 30 de septiembre por Insight Crime describe que el Tren de Guayana, uno de los sindicatos mineros más antiguos de Venezuela, ha utilizado sus presuntos vínculos con el Gobierno venezolano para expulsar a otros grupos criminales y expandir su poder en el estado Bolívar.


El Tren de Guyana comenzó a operar en 2007 como banda urbana en el barrio Vista al Sol, ubicado en la ciudad de San Félix, del estado Bolívar. Más recientemente, ha obtenido el control absoluto del pueblo minero de El Callao, una localidad ubicada al sur de Bolívar que es reconocida por sus yacimientos de oro.

La toma de poder del Tren de Guayana en El Callao no ha sido fortuita. Durante aproximadamente dos años, esta banda se enfrentó al Sindicato del Perú —también conocida como la banda de Toto y Zacarías— la banda minera que desde 2010 hasta 2022 controló la zona. También se enfrentó con la Organización R, otra organización criminal que tenía intenciones de penetrar ese enclave minero.

Mineros, extrabajadores de corporaciones de minería y vecinos de pueblos mineros consultados por InSight Crime, sugieren que las alianzas del Tren de Guayana con fuerzas de seguridad y con el Gobierno de Maduro, le despejaron el camino para dominar a El Callao.

De la guerra a la ‘tranquilidad’

Desde febrero de 2020, cuando InSight Crime visitó por primera vez el pueblo, ha hecho seguimiento a una guerra de dos frentes: las incursiones de los organismos de seguridad y las disputas entre actores armados no estatales.

Por más de seis años los sucesos registrados en El Callao formaban parte de una violenta rutina en ese pueblo minero. Masacres. Panfletos amenazantes a las autoridades locales. Enfrentamientos entre el Sindicato del Perú y las fuerzas de seguridad. Disputas entre organizaciones criminales, que incluían cabezas y cadáveres expuestos en las vías públicas, eran parte del día a día de residentes y mineros de este poblado. Recuerdos que no desean repetir.

El reinado del Sindicato de El Perú en El Callao duró 12 años. La organización criminal mantuvo el poder gracias a una combinación de factores: sus líderes eran de la zona, conocían el terreno y contaban con la protección de la población local.

Pero en 2017, las cosas empezaron a cambiar. El gobierno de Maduro comenzó a organizar operaciones de seguridad contra el grupo, que no estaba aliado con el gobierno.

“Ellos [El Sindicato del Perú] no tributan con el Estado, es decir, no le dan porcentaje […]”, explicó un miembro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana que estuvo destacado en El Callao a InSight Crime en una entrevista de 2021.  “Se han intentado diálogos y negociaciones con ellos, pero sus líderes no aceptan”, precisó el funcionario.

El Sindicato del Perú se negó a ceder su enclave criminal. Acudieron a la violencia extrema para protegerse. Difundieron videos denunciando crímenes cometidos por las fuerzas de seguridad y ciertas facciones de la banda migraron del estado Bolívar y expandieron sus economías criminales en el estado nororiental de Sucre.

A los enfrentamientos entre el Sindicato del Perú y las fuerzas armadas se sumaron choques con otros grupos criminales. Desde 2014 el Tren de Guayana fue penetrando El Callao, amenazando el control del Sindicato del Perú. Entre 2017 y 2019, los dos grupos se enfrentaron en repetidas ocasiones, y la violencia se disparó.

El Observatorio de Violencia Venezuela (OVV), una organización sin ánimo de lucro, calificó a El Callao como la ciudad más peligrosa del país, con una tasa de homicidios de 620 por cada 100.000 habitantes. Durante este tiempo, el firme control del Sindicato del Perú sobre la zona se debilitó al perder numerosos miembros, capacidad y territorio.

La Organización R, otra poderosa organización criminal que controla Tumeremo, un pueblo minero cercano, también quiso apoderarse de El Callao. En 2021, la Organización R llegó a El Callao. Reviviendo, además, la rivalidad que tenía desde años atrás con el Tren de Guayana. Aunque hubo varios enfrentamientos, un actor estatal se sumó para mediar. La Corporación Venezolana de Minería (CVM) logró una tregua entre ambas bandas.

En medio de los enfrentamientos que tuvo el Sindicato de El Perú con sus pares criminales y con cuerpos policiales, sufrieron bajas importantes. Aunque la banda intentó resistir, la captura y asesinato de sus principales líderes, Eleomar Vargas Vargas, alias “Zacarías” y Alejandro Rafael Ochoa Sequea, alias “Toto” sellaron su final. Alias “Zacarías” fue capturado en Cúcuta, Colombia en noviembre de 2022.

Ese mismo año, la tensión con el Tren de Guyana y la Organización R se agudizó y el sindicato terminó por ser desplazado de su zona. Un año y un mes después, en diciembre de 2023, un sicario mató a Toto mientras llegaba a su residencia en la misma zona del vecino país.

El nuevo gobierno paralelo de El Callao

Bajo el sol inclemente y el calor característico de El Callao, Carlos*, uno de los mineros que trabaja en una mina ubicada en el sector de El Perú, explicó que desde hace dos años viven y trabajan más tranquilos. Aunque el hombre accedió a hablar con nosotros, lo hizo en un tono bajo para que sus compañeros no escucharan lo que decía.

“El que antes tenía el control aquí [el Sindicato del Perú] era muy peligroso. El que no pagaba lo mataban. Mataron a mucha gente inocente” nos dijo. “Ya no se ve el atropello de antes […] Uno estaba sentado aquí y pasaban las balas como decir fuegos artificiales”, relató.

Una mina informal en El Callo.

La sensación de tranquilidad en El Callao es un punto en común entre mineros y habitantes del pueblo. Un vecino admitió que ya no se vive la anarquía y las consecuencias de la violencia en el pueblo desde que el Sindicato del Perú entró en desgracia y aseguró que el control de la banda es absoluto, en parte, porque trabajan junto con la empresa minera estatal.

“Ellos están operando con la CVM. De hecho, en sus números siempre está el logo de la corporación«, contó uno de los vecinos del pueblo en referencia a las fotos de Whatsapp de los miembros del Tren de Guayana.

Pero todo el mundo sabe que los que infringen las normas del Tren de Guayana son castigados. Carlos precisó que, para asegurar la comida de su familia, prefiere guardar silencio: “En El Callao se funde calladito. Por eso es que en El Callao dicen, ‘callao el minero come’. Yo prefiero morir callao”.

Además, agregó que el control del Tren de Guyana es total y todos les deben pagar un impuesto —una extorsión— para trabajar. Parte del dinero luego llega al Gobierno, dijo Carlos.

Por eso es que en El Callao dicen, ‘callao el minero come’. Yo prefiero morir callao”.

Carlos

No hay evidencias que confirmen que el Gobierno de Maduro y las fuerzas de seguridad se aliaron con el Tren de Guayana para desplazar al Sindicato del Perú de El Callao, pero los testimonios de las fuentes consultadas en terreno lo sugieren. Incluso, ha habido acusaciones de que la banda coordinó operaciones con una facción del Ejército y emplea soldados activos y ex militares como mercenarios.

El Tren de Guayana extiende su alcance

El crecimiento del Tren de Guayana ha sido exponencial, y no solo en El Callao. En una visita a Guasipati, otro pueblo minero ubicado al sur de Bolívar, InSight Crime confirmó que la organización criminal ha expandido su radio de acción en ese poblado.

Guasipati es otro territorio estratégico que controla el Tren de Guayana. Aunque el aeropuerto del pueblo no está operativo, el área funciona como una pista clandestina en la que, con frecuencia, salen avionetas con cargamentos de oro.

Desde el interior de la vivienda de unos vecinos de Guasipati se ve cómo, con frecuencia, pasadas las 8 de la mañana de un día laboral entran y salen camionetas tipo pick-up hacia y desde las minas con varios mineros.

“Por allí habrá pasado más de una vez Ronny Matón, el líder del Tren de Guayana. Pero no lo conocemos de cara […] En cierto modo, ellos son grupos armados. Pero en cuanto a la organización, yo creo que lo han hecho mejor que el gobierno”, expresó una residente.

El poder militar del Tren de Guayana y sus aparentes alianzas con el gobierno de Maduro le han permitido enfrentarse no solo con el desmantelado Sindicato del Perú y la Organización R. A inicios de 2024, según versiones de fuentes consultadas en Guasipati, la banda impidió que el Tren de Aragua ingresara a su enclave minero. 

“[El Tren de Aragua] quería incluso penetrar aquí. Pero tenía ese conflicto con Ronny. Sin embargo, no pudieron porque el poder lo tiene el Tren de Guayana”, relató un extrabajador de la Compañía General de Minería de Venezuela (Minerven).

Al igual que en El Callao, desde que el Tren de Guayana expandió su poder a Guasipati cesaron los enfrentamientos con otras bandas y también bajaron los niveles de violencia.

El extrabajador de Minerven recordó que en 2014 todos los días despertaban con noticias de asesinatos en el pueblo.

Aunque no hay cifras oficiales de la tasa de homicidios en Guasipati en 2014, ese año Venezuela fue el segundo país con más homicidios en el mundo, de acuerdo con el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) y el segundo país de Suramérica con más asesinatos, de acuerdo con el balance sobre homicidios en Latinoamérica de ese año de InSight Crime.

*Nombre cambiado por motivos de seguridad

Tomado de Insight Crime

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