Nacido en La Coruña el 4 de diciembre de 1931, hijo del tranviario Antonio Candal y de la ama de casa Jesusa Bravo, Lázaro jugó fútbol desde niño. Era un volante 10, y luego de pasar por categorías inferiores la España de la postguerra emigró al balompié centroamericano, recalando en Costa Rica.
Tras pasar por Gimnástica Española y Libertad entre 1956 y 1959, se vino a Venezuela de la mano de René Hemmer. Militó en La Salle FC y en el Deportivo Español, durante los primeros años del profesionalismo, jugando hasta 1963.
“Era una Venezuela que no se compara con la actual”, apunta Candal. “Era exquisita. Podías salir por las noches, a las 2 de la mañana, y no pasaba nada. Era maravilloso”.
Se dedicó a escribir, para luego narrar por radio. Ahora vería al fútbol desde otra óptica, pero con la misma alegría que lo distinguió como jugador.
“Siento al fútbol venezolano como mío. Cuando llegué a los periódicos apenas se publicaba algo sobre fútbol”, rememoraba “Papaíto”. “Empecé en El Mundo, con una columna que se llamaba Futbolerías. Luego pasé a Últimas Noticias”.
Lázaro volaba en un terreno en el que no existían ni pistas aeropuertos. Fue iniciativa suya la de seleccionar, desde 1971, al Mejor futbolista de América, una encuesta que llevaba en el diario El Mundo y que ganaron, hasta 1992, jugadores como Pelé, Diego Maradona, Teófilo Cubillas, Elías Figueroa y Zico, entre otros.
Lázaro tiene tres hijos: Alex, que hoy sigue sus pasos como comentarista en DirecTV, Ana y Liz.
Fuente: noticiaalminuto
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