Desde el Departamento de Estado, la administración de Joe Biden evaluaría nuevas medidas financieras y de investigación criminal contra Maduro y sus principales colaboradores. La postura del jefe de Estado venezolano permanecería firme: “La oposición tiene que reconocer que ganamos, y ahí empezamos a negociar”. Desde la Casa Blanca aseguran que el líder chavista dilata el proceso hasta después de las elecciones presidenciales en EE. UU
El gobierno de Estados Unidos estaría evaluando imponer nuevas sanciones contra el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y a otros altos funcionarios políticos y militares de su administración, en caso de que no esté dispuesto a entregar el poder y detener la represión contra los manifestantes y dirigentes opositores.
Según el medio Infobae, desde el chavismo insisten en la necesidad de que la oposición, liderada por María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, reconozca su victoria antes de iniciar cualquier negociación, según las consultas realizadas por la Casa Blanca, Brasil, Colombia y la Unión Europea.
“La oposición tiene que reconocer que ganamos, y ahí empezamos a negociar”, sería la postura que sostiene Maduro.
Sin embargo, los líderes opositores habrían rechazado esta propuesta de forma contundente.
Debido a ello, los voceros asignados por Estados Unidos, Brasil, Colombia y la UE están desarrollando estrategias para llevar al oficialista a la mesa de negociaciones.
Mientras tanto, Maduro estaría prolongando el proceso político hasta después de las elecciones estadounidenses.
“Maduro dejó trascender que no quiere negociar dos veces. Una ahora y otra con Kamala (Harris) o (Donald) Trump, por eso todo se empantana”, aseguró una fuente del gobierno estadounidense a Infobae.
El secretario de Estado, Antony Blinken, y el consejero de Seguridad Nacional para América Latina, Dan Ericson, están evaluando medidas financieras y de investigación criminal contra Maduro y sus principales colaboradores.
Se espera que estas medidas sean anunciadas en las próximas semanas, mientras se confirma la estabilidad del círculo de confianza del mandatario tras su derrota electoral del 28 de julio.
Antes de los comicios, la Casa Blanca dialogaba directamente con Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional, sin embargo, la última vez que se mantuvo contacto se habrían sorprendido por ciertas actitudes poco habituales en dichos encuentros.
Desde el Departamento de Estado no descartan que Maduro reemplazó a Rodríguez por otros dirigentes de su confianza como Diosdado Cabello y Vladimir Padrino, ministro de Defensa.
Lula da Silva y Gustavo Petro enfrentan similares desafíos al intentar persuadir a Maduro de aceptar nuevas elecciones presidenciales o un gobierno de coalición.
La semana pasada, los jefes de Estado de Brasil y Colombia se negaron a apoyar una resolución de la Organización de Estados Americanos (OEA) que condenaba a Maduro debido a un informe de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), sobre violaciones sistemáticas de derechos humanos en Venezuela.
Josep Borrell, Alto Representante de la UE, está trabajando con Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, para persuadir al jefe de Estado venezolano de reconocer la derrota y comenzar la transición democrática, sin éxito hasta el momento.
Maduro parece decidido a mantenerse en el poder a pesar de las protestas, la presión internacional y las sanciones que prepara la Casa Blanca en respuesta a las violaciones sistemáticas de derechos humanos.
Fuente: diarioversionfinal
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