En rudimentarios montajes de textos clásicos, descubrió su amor por la actuación. Apenas era una liceísta menor de edad, cuando supo que prestar su voz, su gesto y su cuerpo a seres creados por otros, la hacía sentir especial y, sobre todo, feliz. Pero la decisión sobre su futuro profesional enfrentaría un obstáculo de significativa importancia: la oposición familiar.
A mediados del siglo pasado, había muchos prejuicios relacionados con el medio artístico. Y Flor Núñez tuvo que mantenerse firme para defender su vocación. Abandonar las aulas de la Universidad Santa María, después de aprobar dos años de Derecho, y formalizar inscripción en la Escuela de Teatro Juana Sujo produjo un gran malestar en sus padres.
El tiempo, sin embargo, revirtió la situación. Cuando la cosecha comenzó a dar frutos, el orgullo filial convirtió en casi una anécdota todo lo sucedido en el pasado. No podría ser de otra forma. Han transcurrido casi 50 años desde que la intérprete debutó sobre las tablas. Después vino el salto a la televisión y, con él, la masificación del cariño y del respeto que el público no disimula.
Hoy puede sentirse satisfecha de una trayectoria impoluta que ha sabido distribuir entre los medios y la docencia, sin descuidar a sus dos hijas y, ahora, a sus dos nietos. Le sobran motivos para celebrar 70 años de vida, el 23 de mayo.
Por aquí, por allá
Más caraqueña imposible. Flor Núñez nació en la Maternidad Concepción Palacios. Compartió infancia y adolescencia con siete varones y dos hembras que completaron el hogar formado por José y Elisenda. Estudió en la escuela Amalia Pellín y en los liceos Antonio Arráiz y Andrés Bello.
En este último debutó como actriz, cuando la incorporaron al elenco de la obra “Asamblea general” de Laura Olmos. A partir de aquel 1969, el gusanito solo creció. Cinco años después, egresó de la Juana Sujo, dirigida por Porfirio Rodríguez.
Participó en varias obras y, poco a poco, fue metiéndose en la televisión. Un papelito en La incurable, con Lila Morillo y Gustavo Rodríguez, en RCTV. Otro en “La zulianita”, con Lupita Ferrer y José Bardina, en Venevisión. Hasta que llegó “Emilia”, con Elluz Peraza y Eduardo Serrano, donde llamó la atención de la escritora cubana Delia Fiallo. Una oportuna rinoplastia la llevó a la protagonización de “Buenos días, Isabel”, al lado de Bardina. Mantuvo el estatus en siguientes producciones.
A partir de ese momento, superó su etapa como dama joven para convertirse en primera actriz, sin traumas ni lamentaciones. Su Pastora Lara Portillo, de la telenovela “El desprecio”, es una de las villanas más impactantes en la historia de la pequeña pantalla venezolana.
Dos matrimonios
Flor Núñez registra dos matrimonios, ambos con actores. Primero fue con Miguel David Díaz, a quien conoció en la Escuela Juana Sujo. El vínculo duró tres meses.
Reincidió con Félix Loreto, con quien había coincidido en varios elencos y le tocó protagonizar la telenovela “Mi mejor amiga”. A su lado se convirtió en madre de Olga Virginia y Andrea Eloína. Luego de más de dos décadas de unión, incluyendo ruptura y reconciliación, la pareja se disolvió.
La actriz ha sabido mantener un alto estándar de calidad en sus trabajos, aunque destaca el realizado en la miniserie “Las tres caras de Eva”, donde el personaje principal sufría de personalidad múltiple.
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