Desde la noche del sábado 6 de diciembre, habitantes de distintos municipios de la isla de Margarita comenzaron a acercarse para rendir su último tributo al exgobernador y exalcalde Alfredo Díaz, cuyo cuerpo fue trasladado desde Caracas hasta su tierra natal en un ambiente cargado de consternación.
El féretro arribó de madrugada y fue recibido en la funeraria La Misericordia, donde permaneció por varias horas. Posteriormente será llevado a la plaza Bolívar, y luego reposará temporalmente en la residencia familiar ubicada en Los Conejeros, antes de su sepultura definitiva prevista para el lunes en el cementerio de Porlamar.
Según declaró su hija Jennifer Díaz, la familia fue notificada la mañana del sábado, desde el centro de reclusión, de que el exmandatario había sufrido un infarto. Minutos después, una avioneta de la Guardia Nacional lo trasladó a un hospital en Caracas, donde falleció tras un colapso respiratorio. De manera extraoficial, se conoció que sus compañeros de celda alertaron a los custodios al escuchar sus dificultades para respirar durante la madrugada.
Aunque recientemente había referido molestias estomacales, allegados sostienen que pudo haber enfrentado problemas de tensión arterial no diagnosticados. El repentino desenlace generó conmoción entre su círculo cercano y motivó la movilización de ciudadanos que buscan darle el último adiós.
Durante el velatorio, el obispo de la diócesis de Margarita acudió para ofrecer una oración y destacó que “el verdadero valor de una vida está en la humildad y la entrega al prójimo”, palabras que resonaron entre los asistentes que acompañan a la familia en este momento de duelo.
