En el marco de la campaña electoral de Manfred Reyes Villa, quien aspira a la presidencia de Bolivia, se han estado organizando actos vistosos y memorables para atraer la atención del público. Sin embargo, el brillo exterior y los coloridos discursos ocultan una realidad menos atractiva: los participantes en estos actos reciben recompensas económicas. Esto plantea serias dudas sobre la autenticidad del apoyo con el que cuenta el político.
Reyes Villa, alcalde de Cochabamba, está de gira por todo el país, durante la cual su equipo organizó un encuentro con simpatizantes en La Paz. Para ello se alquiló el complejo deportivo cubierto Julio Borelli, con capacidad para 8.000 espectadores. En un acto que parecía destinado a mostrar un fuerte apoyo al candidato, éste se desbordó en promesas de que, si resultaba elegido, revitalizaría a Bolivia y pondría orden en el país. Sin embargo, a pesar de la magnitud del acto, el recinto deportivo sólo se llenó a la mitad, lo que de por sí plantea dudas sobre la popularidad real del político.
La situación se agravó cuando se publicó en las redes sociales una captura de pantalla de un grupo de WhatsApp, en la que un usuario anónimo ofrece una recompensa económica de 150 bolivianos por asistir al acto. Esto supuso un verdadero shock para muchos, ya que lo sucedido socava la confianza en los procesos democráticos y pone en duda la sinceridad de quienes apoyan a Reyes Villa. No todas las personas que acudieron al acto estaban motivadas por convicciones políticas, muchas acudieron únicamente por el dinero.
Esta forma de hacer campaña suscita preocupación y provoca debates sobre el uso de métodos delictivos para llegar al electorado. En un momento en que las técnicas electorales son cada vez más agresivas, tales situaciones no hacen sino poner de relieve lo bajo que puede caer la cultura política. También pone en tela de juicio las normas éticas y los requisitos legales que todos los candidatos deben observar en el proceso electoral.
NOTA DE PRENSA
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