La crisis humanitaria que atraviesa Venezuela pone en riesgo a pacientes con cáncer de mama. El tratamiento contra esta enfermedad puede ser muy efectivo si la misma se detecta de forma temprana, pero a raíz de la crisis es muy difícil obtener tratamiento en el país.
Más de 462.000 mujeres son diagnosticadas con cáncer de mama cada año en las Américas, convirtiéndose en el cáncer más común entre las mujeres en la región. Casi 100.000 mujeres mueren anualmente por causa de la enfermedad, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Sin embargo, como ocurre con otros datos epidemiológicos, en Venezuela no existen estadísticas oficiales confiables sobre el número de casos de cáncer de mama o muertes por esa enfermedad.
Según datos del Observatorio Mundial del Cáncer, una plataforma del Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 3.000 y 3.500 mujeres murieron de cáncer de mama en Venezuela en 2020; aproximadamente nueve mujeres por día. Es posible que esta estimación sea muy inferior a la realidad, ya que está basada en un modelo que no considera los graves retrocesos en el sistema de salud pública del país en los últimos años.
Incluso si los datos de la OMS subestimasen el número de muertes, la tasa de mortalidad específica por edad del cáncer de mama en Venezuela, de aproximadamente 19 muertes cada 100.000 mujeres, es casi 30% superior al promedio de todos los demás países de la región.
Según la organización venezolana Funcamama, aunque la expectativa de vida de las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama metastásico en la región es de cinco años, el 80% de las mujeres con esa condición en Venezuela que recibieron apoyo de la organización entre 2018 y 2021 vivieron menos de tres años. Esa cifra incluye un 10 % que falleció durante del primer año.
Equipos médicos
Realizar mamografías con regularidad para detectar la enfermedad (según recomienda la OPS para mujeres entre 50 y 69 años en sistemas que cuenten con recursos suficientes) es imposible para muchas mujeres en Venezuela. Escasean los mamógrafos en el sistema de salud pública, y el precio de los exámenes en centros de salud privados está fuera del alcance de la mayoría. El estudio cuesta más de 50 dólares, lo cual significa que una mujer con un sueldo mínimo (de aproximadamente USD 2,50 mensuales) necesitaría trabajar más de un año y medio para poder pagarlo. Funcamama facilita el acceso a mamografías a un costo subsidiado de 20 dólares, que aun así resulta inaccesible para muchas mujeres.
La escasez de equipos médicos en Venezuela también ha limitado el acceso al tratamiento del cáncer de mama en el sistema de salud pública. En los últimos cinco años, habrían cerrado 22 unidades de radioterapia, quedando una sola en funcionamiento para casos de cáncer de mama. (Hay información que indica que habría abierto una segunda unidad recientemente). Las listas de espera son tan largas que algunas mujeres tienen que esperar hasta un año solo para iniciar su tratamiento. El costo del tratamiento en centros de salud privados puede llegar a los USD 10.000, según informa Funcamama.
Hay obstáculos adicionales para acceder al tratamiento. Por ejemplo, uno de los tres principales hospitales con servicios oncológicos del país, ubicado en el estado Carabobo, cerró su departamento de radioterapia en marzo de 2016. Tampoco ofrece quimioterapia desde 2019, a raíz de la escasez de medicamentos necesarios en todo el país. Este año, el hospital dejó de realizar cirugías e incluso suspendió las consultas médicas regulares.
Más de 25 medicamentos necesarios para el tratamiento del cáncer de mama no están disponibles en las farmacias del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS). El tamoxifeno, que está incluido en la lista de medicamentos esenciales de la OMS para el tratamiento del cáncer de mama, solo está disponible de manera irregular. A veces no llega a las farmacias del IVSS por meses. Las mujeres son entonces responsables de buscar el medicamento y comprarlo por su cuenta. Algunas han tenido que cruzar la frontera con Colombia para conseguirlo. Para realizar un tratamiento con tamoxifeno es necesario recibir seguimiento médico, el cual es sumamente difícil de obtener en Venezuela hoy en día.
En 2020, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ordenó a las autoridades venezolanas que protegieran la vida y la salud de 12 mujeres con cáncer de mama que no estaban recibiendo tratamiento adecuado o no tenían acceso a medicamentos esenciales. Esas mujeres siguen esperando que las autoridades se comuniquen con ellas. Una de ellas falleció y otra se fue del país para recibir tratamiento en el extranjero. Tres de ellas necesitan tamoxifeno, pero tuvieron que conseguirlo por su cuenta. De acuerdo con CEPAZ, la organización que representa a estas mujeres ante la CIDH, la salud de al menos cuatro de ellas con metástasis se ha deteriorado, y otras han tenido que pagar por tratamiento privado antes de que sea demasiado tarde.
Al dejar atrás octubre, otro Mes de Concientización sobre el Cáncer de Mama, nos encontramos ante un crudo recordatorio de que nadie debería estar muriendo por causas prevenibles. La detección y el tratamiento temprano pueden salvar vidas. Para proteger el derecho a la salud de las mujeres venezolanas, es fundamental que la respuesta humanitaria en Venezuela priorice el apoyo a programas de detección temprana y tratamiento adecuado del cáncer de mama, especialmente en el interior del país.
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NAD