El origen del problema está en la emisión de bolívares sin respaldo en divisas, a través del financiamiento monetario del déficit, principalmente mediante operaciones vinculadas a Pdvsa. Esta dinámica genera un exceso de liquidez en moneda local frente a una oferta muy limitada de dólares, lo que presiona al alza el tipo de cambio paralelo, asegura el economista José Guerra
Venezuela cierra 2025 en medio de un acelerado deterioro económico, marcado por una fuerte devaluación del bolívar, una inflación desbordada y una creciente escasez de divisas. Así lo advirtió el economista y exdiputado José Guerra, quien afirmó que el país atraviesa una fase de “pre-hiperinflación” como consecuencia de una política cambiaria y monetaria deliberada aplicada por el Banco Central de Venezuela (BCV).
En un balance de fin de año, Guerra explicó que el tipo de cambio oficial pasó de alrededor de 52 bolívares por dólar a más de 294 en apenas 12 meses, mientras que el dólar paralelo se ubicó cerca de los 500 bolívares. Esto supone una devaluación acumulada superior al 470 %, con un ritmo diario cercano al 1,1 %, que —de mantenerse— podría traducirse en incrementos de más de 3.000 % durante 2026, reseña La Patilla.
El economista aseguró que este comportamiento no responde a distorsiones espontáneas del mercado, sino a una política de Estado. Señaló que el BCV aplicó inicialmente un esquema de mini-devaluaciones y luego avanzó hacia una mega-devaluación, acompañada de una fuerte expansión monetaria.
Según Guerra, el origen del problema está en la emisión de bolívares sin respaldo en divisas, a través del financiamiento monetario del déficit, principalmente mediante operaciones vinculadas a Pdvsa. Esta dinámica, explicó, genera un exceso de liquidez en moneda local frente a una oferta muy limitada de dólares, lo que presiona al alza el tipo de cambio paralelo, que termina siendo el verdadero referente para la formación de precios.
A su juicio, esta política permite al Estado licuar el valor real de sus obligaciones. “El bolívar es una deuda del gobierno. Al desvalorizarlo, el gobierno termina debiendo menos, pero a costa de empobrecer a toda la población”, sostuvo.
En materia inflacionaria, advirtió que, aunque el BCV dejó de publicar cifras oficiales, estimaciones privadas sitúan la inflación anual de 2025 entre 580 % y 600 %. Solo en diciembre, el alza de precios podría superar el 20 %, un nivel que considera altamente riesgoso por su impacto directo sobre salarios, consumo y actividad económica.
Guerra, exdirector del BCV, alertó que una inflación mensual de ese tamaño erosiona cualquier ingreso y aumenta el riesgo de repetir escenarios de desorden económico como los vividos en 2017, especialmente si el Ejecutivo opta por reinstaurar controles de precios.
El economista subrayó que el petróleo sigue siendo la principal fuente de divisas del país y descartó que otras actividades ilegales puedan compensar esa pérdida de ingresos. Sin embargo, explicó que las sanciones internacionales han distorsionado el negocio petrolero, obligando a vender crudo con fuertes descuentos, principalmente en mercados asiáticos. Como resultado, un barril que podría colocarse por encima de los 50 dólares termina vendiéndose cerca de los 30.
A esto se suman los decomisos de buques vinculados a la llamada flota fantasma, lo que ha reducido el flujo de caja de Pdvsa y la capacidad del gobierno para intervenir en el mercado cambiario. Este escenario, advirtió, también amenaza con recortes en la producción petrolera y una posible recesión en 2026.
La escasez de divisas impacta además la importación de diluyentes necesarios para procesar el crudo pesado de la Faja del Orinoco, lo que agrava la crisis del sistema refinador. Refinerías clave como Amuay, Cardón, El Palito y Puerto La Cruz operan muy por debajo de su capacidad, con consecuencias visibles como colas y escasez de gasolina.
En el ámbito laboral, Guerra señaló que el problema central no es el desempleo, sino el nivel de los salarios. En el sector privado, los ingresos promedio oscilan entre 250 y 300 dólares mensuales, insuficientes frente al costo de la canasta alimentaria. En el sector público, el salario mínimo permanece congelado desde hace más de tres años, reducido a centavos de dólar, y ha sido sustituido por un sistema de bonificaciones discrecionales que afecta especialmente a jubilados y pensionados.
Finalmente, destacó que el repunte de los bonos de la deuda venezolana en los mercados internacionales responde más a expectativas de un cambio político que a una mejora real de la capacidad de pago del país. “No hay forma de pagar esa deuda en las condiciones actuales. Venezuela tendrá que reestructurarla”, afirmó, insistiendo en que cualquier transición deberá ser constitucional y estable para generar confianza, levantar sanciones y permitir una recuperación sostenida.
Guerra concluyó que el país enfrenta un cierre de año crítico y un 2026 potencialmente catastrófico si no se corrige el rumbo económico, con el riesgo latente de una nueva hiperinflación y profundas consecuencias sociales.
diarioversionfinal
Recuerda seguirnos en nuestra NUEVA CUENTA INSTAGRAM , TIKTOK Y WHATSAPP
