Hoy se cumplen cuatro años de uno de los días más fatídicos en toda la historia republicana de Venezuela. A las 4.45 de la tarde del día 07 de marzo de 2019, Venezuela entera quedó sin energía eléctrica, apagón que duró entre cinco y siete días corridos, siendo la falla de servicio público más notable de la historia. De allá para acá, es poco lo se ha avanzado. Muchos apagones e interrupciones recogen varias instituciones dedicadas a esta investigación y a este monitoreo y las soluciones no son las más eficientes más allá de remendar equipos y sustituir otros, no se ha evaluado ni siquiera utilizar energía solar en entidades con suficiente capacidad para ello como el Zulia, por ejemplo, a pesar de los exhortos y planteamientos de los expertos en la materia. Y al día de hoy, la región y el país entero siguen padeciendo de un pésimo servicio eléctrico.
En un trabajo realizado por el equipo de investigación de La Prensa de Lara se evidenció el poco avance en el país en materia eléctrica. La inestabilidad continúa entre las deficiencias del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y se incrementan las quejas en la población frente a la incertidumbre de vivir entre apagones, interrupciones que afectan en la prestación de servicios, economía y rutina doméstica.
Expertos explican que a cuatro años del megaapagón a nivel nacional no se tiene mejoría en mantenimiento, mientras el pueblo sigue pagando las consecuencias del descenso aproximado de 51,9% de generación de energía. La capacidad instalada debía producir 30.980 megavatios y sólo produce 16.080 megavatios.
Habitantes del centro de Maracaibo, así como de otras ciudades y entidades del país y quienes estaban ayer a primera hora trabajando o gestionando algún trámite, recordaron el 07 de marzo de 2019 cuando la penumbra se apoderó de varios estados y los ciudadanos permanecieron entre cinco a siete días sin energía eléctrica.
En Barquisimeto, el equipo de La Prensa observó a trabajadores de la Dirección regional de Salud conversando en pasillos prácticamente a oscuras, en espacios sin entrada de luz natural. Pacientes renales de la unidad de diálisis Barquisimeto se quejaban del retraso por esta interrupción que obligó a desplazar turnos e implicaría más espera y fatiga para el traslado de foráneos. Mientras algunos usuarios que aguardaban desde tempranito en unidades bancarias del centro tuvieron que acudir a otras oficinas hacia el este de la ciudad.
Mismo diagnóstico, misma solución
«Insistimos en que se necesita más inversión«, fue la respuesta de Alberto Perozo del sindicato de Corpoelec, quien recalcó que trabajan con los recursos que les destinan. No tenían información de las causas de esta interrupción y sólo conocen que este circuito protegido debería quedar respaldado por la planta II, la cual estuvo en trabajos de mantenimiento.
Julio Gutiérrez, presidente encargado del Colegio de Ingenieros de Lara, señala que la inestabilidad sigue y es grave, se vive entre apagones por el manejo inadecuado de las plantas térmicas y de generación hídrica con los embalses. «Se ha descuidado el parque termoeléctrico inoperativo en cerca del 80%, lo que ocasiona el racionamiento de electricidad«, denuncia y se queja de la falta del debido mantenimiento.
Capacidad instalada vs producción
Recalca Gutiérrez que Venezuela tiene una capacidad instalada de plantas termoeléctricas para generar 30.980 megavatios, pero que solamente se puede producir 16.080 megavatios, lo que representa 51,9%. Mientras que las hidroeléctricas producen 14.900 megavatios que es el 48,1% restante. «Esto se aprecia en los apagones y fluctuaciones que generan pérdida de equipos, motores, entre otros», lamenta de la falta de incorporación de nuevas fuentes de electricidad.
Precisa que la demanda en Lara era de alrededor de 780 megavatios y se producían 320 megavatios, por lo que en el año 2012 sólo se dependía en un 65% del SEN. Pero al no contar con la generación local, la dependencia actual del SEN es de 97% y saturamos al sistema nacional en general.
Otro factor que sigue afectando es la falta de información de Corpoelec. Así lo considera Raúl Azparren, miembro de Activos por la luz, quien reclama que no hay un cronograma de racionamiento para que la gente pueda tomar previsionesy también considera necesaria la explicación de las causas de los cortes y de las fluctuaciones de energía eléctrica en el estado Lara.
En Zulia es peor
En el estado Zulia hay actualmente más de un 53% de indisponibilidad en el parque termoeléctrico, es decir, más de 1200 MW están indisponibles por falta de mantenimiento, por falta de partes, por falta de proyectos de recuperación.
Debido a lo impredecible del servicio, la comida se pudre y los artefactos se malogran en este estado del noroeste de Venezuela que mira al Caribe. Las casi 40 mil fallas en 2022, lo convierten en el más afectado del país por los cortes de luz, según el monitoreo del Comité de Afectados por los Apagones, un movimiento civil que desarrolla informes y reportes de cortes eléctricos a nivel nacional.
En 2022, todo el país sumó más de 233 mil fallas eléctricas, 22% más que en el año anterior.
El economista zuliano Juan Cristóbal Nagel sostiene que “hay dos razones principales de la crisis: el consumo excesivo de electricidad y la producción insuficiente. Y la raíz de ambos problemas es la mala gobernanza: populismo, mala planificación, ideología inflexible y corrupción abrumadora”.
A ello, Aixa López, presidente del Comité de Afectados por los Apagones, añade que actualmente el mantenimiento del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) es urgente, porque estos problemas se agudizan año tras año.
Otro elemento llamativo es que, sin importar los apagones, las tarifas eléctricas venezolanas empezaron a subir debido a la reducción del subsidio estatal por primera vez desde 1970. Perjudicando, aún más, a todos los venezolanos.
Entendiendo bien la situación
Para entender el contexto de la energía en Venezuela es necesario remontarse a 1976. En aquel año, se nacionalizó la industria petrolera, y con ello, las tarifas de gasolina, gas y energía eléctrica empezaron a recibir altos subsidios por todos los gobiernos posteriores sin excepción.
La dinámica del subsidio se detuvo hace muy poco. Hasta la segunda mitad de 2021, en Venezuela se pagaba apenas 0,002 dólares por cada kilovatio hora, la tarifa más baja en todo el mundo.
La caída de los precios del petróleo y, en especial, la crisis interna en Petróleos de Venezuela (Pdvsa), generó una caída en la producción, que en la actualidad ronda los 686.000 barriles diarios. Eso representa el 20% de lo que se producía a finales de los años noventa.
Con ello, los ingresos estatales se redujeron considerablemente y el gobierno se vio obligado a incrementar las tarifas. La tarifa eléctrica se multiplicó por 86 en junio de 2022 y pasó a costar 0,173 dólares por cada kilovatio hora, de acuerdo con los datos recogidos por Global Petrol Preces, monto que supera el promedio global (0,161) y que, incluso, es muy cercano a lo pagado en Israel (0,171) o los Estados Unidos (0,175). Pero ni siquiera esta alza de tarifas permitió que se pudiera aumentar la generación eléctrica nacional y subsanar los apagones.
¿Y la energía solar?
A comienzos de este 2023, el Ministerio de Energía Eléctrica compartió, en un video publicado por la propia cartera en Instagram, un nuevo plan para instalar un circuito de energía solar que permitiría generar 2.000 megavatios (MW) en los próximos tres años.
“Este plan inicia con 500 megavatios (MW) que serán construidos en los estados Zulia, Falcón y Lara, para luego implementar una segunda y tercera fase que incluirá diferentes estados del centro y del oeste del país”, detalló el Ministerio de Energía Eléctrica en dicha publicación. Sin embargo, no se mencionó montos de inversión, ni formas de financiamiento.
El plan generaría el 8% del consumo actual del país, si se considera que la capacidad nacional instalada hoy ronda los 24.000 megavatios (MW), según Corpoelec.
El potencial solar que tiene Venezuela es una gran oportunidad. Se le adjudica un potencial teórico promedio de 5,035 kilovatios hora en cada metro cuadrado al día (kWh/M2), solo superado en Sudamérica por Surinam (5,378), Bolivia (5,424), y Chile (5,758), según los datos publicados por el Global Solar Atlas.
“La energía solar es la que tiene el mayor potencial para entregar toda la energía que el país necesita, y generar electricidad con el sol es más barato que cualquier otra fuente de electricidad. El problema es la inversión que se necesita”, declaró a Diálogo Chino Federico Fernández Dupouy, director de Otepi Renovables, una empresa enfocada en energía solar y micro redes.
No hay marco legal para la energía solar en Venezuela
El desarrollo de la energía solar en Venezuela es parte de una estrategia que también incluye al proyecto de la «Ley Orgánica de Energías Renovables y Alternativas», que empezó a promoverse en julio de 2021 y que todavía sigue como un debate pendiente en la Asamblea Nacional.
“Se ha comenzado a avanzar en la instalación de nuevas fuentes energéticas y esta ley permitirá racionalizar y potenciar dichas actividades”, dijo el diputado Ángel Rodríguez a comienzos de febrero de 2023, durante la sesión ordinaria de la Comisión de Energía y Petróleo, que impulsa este proyecto legislativo.
Uno de los pocos avances con la legislación fue el llamado a consulta pública para sumar aportes al texto a finales de 2022. El ingeniero Luis Ramírez, doctor en ciencias y energías alternativas y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) en Caracas, fue uno de los participantes.
“La ley contempla la creación de un centro de investigación para ensamblar o desarrollar paneles solares o aerogeneradores en el país. También se establecen a la salud y a la educación como sectores prioritarios para la transición energética. Pero una de las variables que no se aclaran en la ley tiene que ver con los incentivos económicos”, explicó Ramírez a Diálogo Chino.
Ramírez añadió que los estímulos económicos son claves para atraer a capitales extranjeros e impulsar así, la transición energética. Aparte de servir para promover que el sector privado venezolano adopte nuevas fórmulas de generación eléctrica.
Corpoelec reveló en su web que más de un tercio de la energía eléctrica (35%) es producida por fuentes termoeléctricas. La mayoría de las empresas privadas, como centros comerciales, supermercados y las industrias dependen hoy de plantas termoeléctricas que funcionan con diésel. Culpadas por el fallecido presidente Hugo Chávez de provocar la crisis energética, se vieron obligadas por ley a adquirirlas en 2009, cuando empezó a aumentar la frecuencia de los cortes no programados y las fluctuaciones del suministro eléctrico venezolano.
En cambio, no existe información oficial de a cuánto asciende la generación eléctrica desde fuentes limpias en el país. Por ejemplo, están los parques eólicos de La Guajira (Zulia) y Paraguaná (Falcón), pero el gobierno no brinda ninguna información sobre la operación o sobre su aporte eléctrico actual.
Estos dos proyectos construidos en el segundo mandato de Chávez fueron los primeros pasos en la transición energética venezolana que se quedó en anuncios y proyectos a medio andar.
El mismo destino tuvo la construcción de un parque solar y eólico en el Archipiélago de Los Roques, ubicado en el norte de Venezuela, y cuyo principal socio era China.
La falta de un marco legal para la transición energética, el protagonismo de las plantas termoeléctricas y la poca transparencia en la información, ponen a Venezuela en el lugar 111 de 115 países del Índice de Transición Energética, publicado por el World Economic Forum en el año 2021.
La bendita necesidad de la iniciativa privada que no entienden
Ante esta precaria situación, “las empresas privadas se están empezando a preguntar por otras soluciones de energía limpia. Se les apagan las máquinas y pierden producción. La solución con las plantas termoeléctricas tampoco es estable por los picos de desabastecimiento del diésel”, explicó el ingeniero Fernández Dupouy, que es testigo del aumento del interés de los privados que buscan la asesoría de su empresa.
Grandes industrias ubicadas en las ciudades de Maracay y Valencia, a 120 y 170 kilómetros de Caracas respectivamente, son algunas de las atraídas a pedir presupuestos sobre la inversión que necesitan para adoptar la energía solar como su segunda fuente de electricidad. La lista de interesados en los servicios de Otepi Renovables también incluye a cadenas de supermercados y farmacias con centros de abastecimiento, que son ideales para instalar paneles solares en los techos. Aunque hasta ahora todo se ha quedado en indagaciones y primeras consultas.
Entre las pocas iniciativas privadas que dieron el paso a la transición energética en Venezuela está la UCAB, un campus privado en el oeste de Caracas, que armó un sistema de energías limpias a finales del año 2019. La universidad instaló 30 paneles solares, un generador eólico y unas jardineras en la azotea de su edificio de postgrado. Ahora la alimentación eléctrica de dos aulas se hace con energías limpias y se logró reducir hasta en 6° centígrados la temperatura promedio, al pasar a una media entre 24° y 25° centígrados en la franja horaria más calurosa, que solía superar los 30 grados.
Cada panel solar en la UCAB permite captar 180 vatios (W) de energía y esto le brinda una capacidad total de producción de energía eléctrica de 5.400 vatios. Esta energía es suficiente para alimentar “la luz, el computador, el monitor y el proyector de vídeos utilizado en dos salones de postgrado y ahora vamos a comenzar con un sistema automatizado de riego para las jardineras del techo verde”, explicó a Diálogo Chino Joaquín Benítez, director de Sustentabilidad Ambiental de la UCAB.
La adaptación de la UCAB a las energías limpias apenas es un paso, pero parece el inicio de una tendencia en el mundo privado dada las limitaciones gubernamentales para recomponer al sistema eléctrico nacional. “La gente sabe que el sistema necesita grandes inversiones y que lo que viene en el futuro son unas tarifas mayores, sobre todo en el área industrial y comercial”, comentó a Diálogo Chino Rafael Torrealba, primer vicepresidente de la Cámara Venezolana de la Construcción.
El cambio a las energías limpias en Venezuela “apenas comienza” como sentenció Torrealba. Mientras tanto, los ciudadanos todavía esperan que aparezcan soluciones que le devuelvan la estabilidad que alguna vez tuvo el servicio eléctrico diario.
Mientras tanto, no parece ser prioridad para el Ejecutivo ni el servicio eléctrico, ni la salud, ni la educación y, entre tanto, la población sigue padeciendo con asombrosa ‘anergia’ los rigores de fluctuaciones y apagones eléctricos a diario, todo lo cual, afecta desde el desempeño domestico en las casas de familia hasta las grandes producciones industriales que redundan al final afectando la economía.
NAM/Reportajes Especiales